Por Luz Olivia Badillo en la Academia Mexicana de Ciencias
La doctora Susana Alaniz Álvarez es investigadora del Centro de Geociencias de la Universidad Nacional Autónoma de México. Desde 2007 coordina la serie de libros de divulgación científica “Experimentos simples para entender una Tierra complicada”. Esta serie busca que alumnos del sistema de educación básica puedan llevar a cabo los “Diez experimentos más bellos de la historia” que eligió la revista Physics World en 2002. A raíz de esta experiencia, la investigadora se embarcó en otra aventura: analizar quiénes se desempeñan mejor en las ciencias experimentales, si las niñas o los niños.
Entre las razones que explican el sesgo de las mujeres en la ciencia está el que ellas dedican años a la maternidad, o los referidos a prejuicios añejos, que el rol de la mujer es estar en el hogar; además de aspectos atribuidos a la personalidad, como que las mujeres prefieren trabajar con personas mientras los hombres con cosas. Otro elemento es que las mujeres prefieren colaborar que competir o que los hombres toman más riesgos. Sin embargo, ningún estudio ha sido contundente en demostrar algunos de los puntos anteriores.
“Se aborda el aspecto de las niñas o los niños porque la mayoría de los investigadores en ciencias exactas y ciencias sociales son hombres. Nosotros queríamos investigar quién se desempeñaba mejor. Es un tema que importa en todo el mundo. Así que con motivo del Año Internacional del Planeta Tierra, en 2008, emprendimos muchas actividades de difusión. Yo pedí hacer libros de ciencia para niños donde se explicaran fenómenos como el vacío y la gravedad”, sostuvo la investigadora durante su exposición en el Segundo Encuentro Ciencia y Humanismo Centro, realizado por la Academia Mexicana de Ciencias en Morelia, Michoacán, en octubre pasado.
Dichos folletos se obsequiaban a quienes los solicitaran, las principales personas e instituciones fueron maestros desde preescolar hasta bachillerato, el Museo de los Metales de Peñoles, la Dirección de Primarias del estado de Querétaro y la Secretaría de Educación de Guanajuato. “Los subimos a una página web para que quien los pidieran sólo pagara el envío. Además impartimos talleres de ciencia a dos mil 800 maestros de educación básica de Querétaro, Guanajuato y Coahuila para que ellos reprodujeran los experimentos en el aula”, explicó la investigadora.
La académica dijo que en el año 2010 para los talleres de cada libro se envió un cuestionario para que lo respondieran los maestros y sus alumnos. Las respuestas les darían indicios de qué conceptos causaban mayor confusión. Se incluyeron preguntas como: ¿Es lo mismo peso que densidad?, ¿qué material es más denso el agua, el aceite o la miel?, ¿qué procesos están involucrados en una vela prendida?, ¿si en una balanza tienes un kilo de fierro y uno de madera y la sumerges en agua hacia dónde se inclina la balanza? Se tenían que responder antes y después de los experimentos.
Para el estudio de quiénes aprenden mejor la ciencia los niños o las niñas, la muestra incluyó a 70 niños de Guanajuato y 477 de Querétaro de 4º, 5º y 6º de primaria de escuelas públicas completas y multigrado, la mayoría fueron de escuelas rurales y algunas de ciudad, en total 270 niñas y 277 niños. Se cuantificó bajo el esquema estadístico Odd ratio, que es la relación entre el número de resultados favorables contra los resultados desfavorables, entre niños y niñas.
Con base en las respuestas de los cuestionarios se concluyó que hay pocas diferencias significativas entre niños y niñas. En 4° las niñas destacan, en 5° los niños y en 6º algunos aventajaban en unos experimentos y otros en otros. La doctora Alaniz concluyó: “Podemos decir que las niñas aventajan a los niños en ciencias en 4º pero en 5º y 6º no. Nuestra explicación es que las niñas bajan su rendimiento cuando entran a la pubertad en general a los 10 años (en 5° grado), y los niños hasta dos años después que las niñas, pero para poner a prueba esta hipótesis hace falta hacer un seguimiento de desempeño escolar a los niños y niñas de secundaria”.
En la actualidad, la investigadora asegura que cerca de 30 mil niños han tomado estos talleres de ciencia. Se considera que los niños y las niñas son científicos innatos por su curiosidad, arman sus marcos teóricos, ponen a prueba sus hipótesis y suelen preguntar a sus padres y personas del entorno por qué ocurren ciertos fenómenos, sin embargo, los adultos suelen dar respuestas erróneas. De ahí que la serie de libros “Experimentos simples para entender una Tierra complicada” se puedan descargar de forma gratuita desde la página:www.geociencias.unam.mx/geociencias/experimentos/libros.html.
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