Publicado por Pedro PC el 2.7.13
Las excavaciones de algunos de los asentamientos más antiguos de la humanidad avalan el argumento de que los pueblos prehistóricos recogían plantas con fines medicinales. Si bien los curadores de las tribus, o chamanes a menudo guardaban en forma estricta para si solos estos conocimientos curativos el reconocimiento de las plantas medicinales, que algunas veces se usaban como alimentos, condimentos, hechizos, al parecer eran lo suficientemente amplios como para impedir la necesidad de una clase especial de recolectores y guardianes de drogas. Es probable que el arte de la farmacia primitiva estuviera dominado por todos aquellos que practicaban la medicina domestica de su familia.
Los curadores prehistóricos abordaban una enfermedad, ubicándola siempre dentro del contexto de su comprensión general del mundo a su alrededor que estaba lleno de espíritus malos y buenos, es decir que explicaban las enfermedades en términos sobrenaturales.
Las pociones de cura mágicas eran parte de la tarea del chaman. Por lo general a cargo de todas o de la mayor parte de las cosas sobrenaturales en la tribu, el chaman diagnosticaba y trataba muchas enfermedades graves y crónicas. Si bien los pueblos primitivos descubrieron solo una pequeña cantidad de drogas eficaces, el concepto de poder influir en las funciones del cuerpo a través de una fuerza externa debe considerarse uno de los mayores avances de la humanidad.
Para que se desarrolle más este concepto hizo falta el entorno y progreso de la civilización. Para prosperar, el tratamiento medico racional necesitaba de las herramientas que proporcionarían las culturas establecidas, como la escritura los sistemas de intercambio y los pesos y las medidas, sin dudad por estos motivos las practicas farmacéuticas dejaron de progresar.
Estos cambios son evidentes entre los restos de las grandes civilizaciones de Mesopotámica y de Egipto del segundo milenio a.C., en cuyo caso las tablas de arcilla y los papiros documentan los comienzos del uso racional del fármaco.
Los documentos que perduraron de los egipcios demuestran una mayor sofisticación farmacéutica, con más preparados compuestos a partir de formulas más detalladas y una estrecha conexión entre la curación sobrenatural y la empírica. Las drogas vegetales eran el principal vehículo de poder curativo. Pero debieron pasar varios siglos hasta llegar a una profesión farmacéutica totalmente independiente. Las raíces de la profesión médica, en occidente provinieron de la floreciente civilización griega. "En los documentos más antiguos de Grecia se halla un concepto mixto similar de droga o pharmakon. Palabra que significaba hechizo, remedio o veneno, Homero en La Odisea, se refiere a la respetada sabiduría medica de Egipto." (Gennaro, 1750, p.11).
Medicina Griega
La mayoría de los medicamentos griegos se preparaban a partir de las plantas y el primer estudio importante sobre las plantas en occidente fue llevado a cabo por un discípulo de Aristóteles, Teofrasto. El resumen de los conocimientos populares de fármacos realizado por éste medico griego, resulto ser la enciclopedia estándar de los fármacos durante muchos siglos siguientes, pero la medicina en la antigüedad clásica llego a su punto más alto con Galeno, médico griego que ejerció en roma durante el siglo II de nuestra era. Galeno ideó un complejo sistema que intentaba equilibrar los humores del individuo enfermo por medio de drogas de una naturaleza supuestamente opuesta.
Lograron esto por medio de la creación de un vehículo conceptual entre el ambiente y la humanidad y asociaron los cuatro elementos del primero, tierra, aire, fuego y agua con los cuatro humores que gobiernan el cuerpo, bilis negara, sangre, bilis amarilla y flema. (Gennaro A., 1750, p.11).
En la edad media el uso de drogas para el tratamiento de las enfermedades experimento otro cambio a causa del cierre de los templos paganos, algunos de los cuales se había manejado bajo los métodos curativos grecorromanos. El tratamiento farmacológico racional declino en occidente, ante la enseñanza impartida por la iglesia de que el pecado y la enfermedad estaban íntimamente relacionados.
Lo inverso ocurrió en el oriente, desde los lejanos puestos comerciales de avanzada de los árabes conquistadores llegaban los fármacos y condimentos a los centros de enseñanza. Los médicos árabes rechazaron la vieja idea de que los medicamentos con feo gusto actuaban mejor. En cambio dedicaron gran esfuerzo a hacer sus formulas agradables y apetitosas, por medio del laqueado de las píldoras y el uso de los jarabes. Estos nuevos medicamentos más refinados requieren de una preparación compleja y en la cosmopolita ciudad de Bagdad del siglo IX este trabajo era llevado a cabo por especialistas: son los antepasados de los farmacéuticos actuales.
El renacimiento fue el inicio de la edad moderna. Los cambios que habían comenzado durante la edad media europea y habían sido estimulados por los contactos con otras culturas cobraron impulso. Había llegado el momento de desechar los viejos conceptos de Galeno sobre las enfermedades y las drogas.
Plantas medicinales
Estaban llegando nuevas drogas de tierras lejanas, las cuales eran desconocidas de los antiguos. Los impresores después de cubrir los requerimientos de libros religiosos se volcaron a los trabajos médicos y farmacéuticos, en especial aquellos en que podían ser útiles las ilustraciones abundantes y detalladas. En cuanto a la farmacia, la impresión tuvo un notorio efecto en el estudio de las drogas vegetales, porque las ilustraciones de las plantas podían ser reproducidas fácilmente.
Aproximadamente después de 1850, la disciplina científica de la farmacia comenzó a tornarse más profesionalizada en los colegios universitarios y respecto de las inquietudes para la elaboración con una posterior disminución de la ciencia del comercio de drogas los farmacéuticos interesados en la investigación dejaron el negocio por el laboratorio institucional En algunos estados europeos, la cantidad y la localización de las farmacia estaban limitadas por las leyes, como también lo estaban los requisitos para la capacitación y la autorización.
Hacia el siglo XIX la combinación de la fama generada por las contribuciones científicas y las credenciales otorgadas por la sólida clase media alta elevaron a los farmacéuticos en gran parte de Europa a una posición social similar a la de los médicos.
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