Entre los trastornos de la circulación periférica, la Fitoterapia presenta interés especial en la insuficiencia venosa crónica, cuadro que de modo general incluye diferentes signos y síntomas: pesadez de las piernas que aparece cuando se está de pie y suele acentuarse conforme va pasando el día, dolores punzantes que se calman cuando se elevan las piernas, calambres musculares nocturnos, hormigueos en las piernas y, en muchas ocasiones, varices y varicosidades.
Las varices de las extremidades inferiores constituyen la enfermedad vascular periférica más frecuente y se debe fundamentalmente a una insuficiencia de las válvulas venosas. Estas válvulas son incapaces de contribuir al retorno de la sangre al corazón y de soportar la presión hidrostática de la columna de sangre, lo cual provoca una dilatación de la pared venosa. Ello da lugar a una sensación de fatiga y pesadez en las piernas, tobillos hinchados y capilares visibles y rotos.
Las dilataciones venosas superficiales en forma de telaraña, de coloración roja o azulada y al tacto lisas, a menudo denominadas arañas vasculares, pueden tener su aparición en la adolescencia y aunque, en principio, no son más que un problema estético, si van aumentando puedan dar lugar a la formación de las varices propiamente dichas, y posteriormente puede aparecer edema, induración y úlcera varicosa. Cierta predisposición familiar, la necesidad de estar largo tiempo de pie, el sedentarismo, la obesidad, el tabaquismo, el tratamiento hormonal durante la menopausia o el uso de anticonceptivos orales, son factores ligados a la aparición de este tipo de patología, así como situaciones fisiológicas especiales, como el embarazo.
Las medidas higiénico-dietéticas -elevar las piernas, duchas refrescantes, gimnasia descongestionante, natación, caminar al menos 1 hora al día, vendaje de las piernas si es necesario y tratar la obesidad y el estreñimiento como posibles patologías asociadas- deben ir acompañadas de un tratamiento a base de plantas
Una vez más el aspecto dietético es también fundamental. Por ello, es necesario tomar al menos 2 litros de agua fuera de las comidas, realizar una alimentación basada en verduras frescas, frutas ricas en vitamina C, frutas con acción vasoprotectora P (cerezas, arándanos, grosellas, uvas), pescado azul, fibra, aceite de oliva, piña y evitar las grasas de carnes rojas, charcutería, fritos, aceites refinados, leche entera de vaca, café y sal en exceso.
Algunas plantas utilizadas para tratar estos trastornos venosos pertenecen a nuestro ámbito mediterráneo, como la vid roja, el rusco y el meliloto. El castaño de Indias, la sófora, la ruda, una especie de eucalipto (Eucalyptus macrorryncha) y el trigo sarraceno son fuente de rutósido, un flavonoide muy utilizado como serie química para importantes preparados vasoprotectores.
Cabe destacar además el árbol eterno, el árbol de los cuarenta escudos, o el árbol de la esperanza: el conocido ginkgo, que además de su interés botánico es una de las plantas medicinales más utilizadas en la actualidad. Aunque sus indicaciones terapéuticas mayoritarias estarían relacionadas con distintos tratamientos sobre enfermedades cerebrales, también mejora la capacidad reológica de la sangre, es un buen captador de radicales libres derivados del oxígeno y está implicado en procesos fisiopatológicos como la agregación plaquetaria y la inflamación.
Por nombrar alguna otra planta de procedencias y culturas distintas, tenemos el caso del “avellano de bruja” o hamamelis (Hamamelis virginiana) y la hierba del tigre o Centella asiatica.
Hamamelis virginiana
Centella asiatica
La omnipresente hiedra (Hedera helix) será un buen complemento, ya que vía externa, además de ser útil en el tratamiento de la celulitis, moderará la sensibilidad de los nervios periféricos.
Hedera helix
En casos de insuficiencia venosa crónica se utilizarán plantas que ejerzan un efecto vasoconstrictor venoso, disminuyan la permeabilidad y aumenten la resistencia capilar, impidiendo así la formación de edemas por estasis venosa y que realizan con frecuencia una acción antiinflamatoria.
Escrito por José Daniel Custodio para la revista La Eco
Data: 21.10.2012
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