sexta-feira, 18 de dezembro de 2015

quinta-feira, 17 de dezembro de 2015

Biomas Brasileiros

Quintal Agroecológico

Lo que sucede cuando las indígenas gestionan la selva en India

Las mujeres se convirtieron en las líderes naturales que llevan a cabo las gestiones para aplicar la ley ya que han sido las administradoras tradicionales de los bosques, abasteciendo de manera sostenible de alimentos, combustible y forraje a los pobres sin tierras, así como mediante la recolección de materiales para cercar sus huertas, y obtener plantas medicinales y madera para construir su casas con techos de paja.

Por Manipadma Jena
Mujeres de la aldea tribal de Gunduribadi, en el estado oriental de Odisha, en India, patrullan la selva con palos para evitar la tala ilegal. Crédito: Manipadma Jena/IPS

NAYAGARH, India, 4 may 2015 (IPS) - Lejos de Nueva Delhi, en India se desarrolla en silencio un drama que abarca a 275 millones de personas que viven en los bosques del país y que podría ser la lucha definitoria del siglo XXI.

Kama Pradhan, una mujer indígena de 35 años, con sus ojos fijos en la pantalla de un dispositivo GPS portátil, se mueve rápidamente entre los árboles. Delante de ella, un grupo de hombres se apresura a limpiar los arbustos de los pilares dispersos por esta densa selva del distrito de Nayagarh, en el oriental estado de Odisha.

"Nadie nos puede robar ni un solo metro de nuestra madre, la selva. Ella nos dio la vida y nosotros damos la vida por ella": Kama Pradhan, mujer indígena de la aldea de Gunduribadi.

Los pesados marcadores de piedra, dispuestos por las fuerzas británicas hace 150 años, delimitan el perímetro exterior de una zona que la administración colonial determinó que sería una reserva forestal de propiedad estatal, ignorando en su momento la presencia de millones de habitantes de los bosques, que habían vivido de la tierra durante siglos.

Pradhan integra la aldea tribal de Gunduribadi, compuesta por 27 hogares en total, y trabaja con los demás residentes para trazar los límites de esta selva de 200 hectáreas que la comunidad reclama como su tierra ancestral.

Al grupo le llevará días recorrer el terreno montañoso con los mapas del gobierno y sus rudimentarios sistemas GPS para encontrar la totalidad de los marcadores y determinar el alcance exacto de la zona boscosa. Pero Pradhan está decidida a hacerlo.

“Nadie nos puede robar ni un solo metro de nuestra madre, la selva. Ella nos dio la vida y nosotros damos la vida por ella”, asegura la mujer a IPS, con la voz temblando de emoción.

A la vanguardia de este movimiento se encuentran las comunidades tribales de estados como Odisha, decididas a valerse de la enmienda A2012 de la ley de Derechos Forestales para reclamar el título de propiedad sobre sus tierras.

Una de las disposiciones de la ley que devuelve más poder a los habitantes de la selva y a las comunidades tribales les dio el derecho a poseer, administrar y vender los productos forestales no madereros, de los cuales unos 100 millones de personas sin tierras dependen para obtener sus ingresos, medicinas y viviendas.
Vigilantes aprehenden a un ladrón de madera. La tala se supervisa con rigor en los bosques de Odisha, y el permiso para retirar troncos solo se concede a las familias que los necesitan para construir viviendas o encender las piras funerarias. Crédito: Manipadma Jena/IPS

Las mujeres se convirtieron en las líderes naturales que llevan a cabo las gestiones para aplicar la ley ya que han sido las administradoras tradicionales de los bosques, abasteciendo de manera sostenible de alimentos, combustible y forraje a los pobres sin tierras, así como mediante la recolección de materiales para cercar sus huertas, y obtener plantas medicinales y madera para construir su casas con techos de paja.

Con el liderazgo de mujeres como Pradhan, 850 aldeas del distrito de Nayagarh gestionan colectivamente 100.000 hectáreas de terrenos selváticos y, en consecuencia, 53 por ciento de la masa terrestre de la zona ahora tiene una cubierta forestal.

Eso es más del doble del promedio nacional en toda India, que se limita a 21 por ciento de cubierta forestal.

En total, 15.000 aldeas, principalmente en los estados orientales, protegen unos dos millones de hectáreas selváticas.

Cuando la vida depende de la tierra

La última Encuesta Forestal de India concluyó que la cubierta forestal del país aumentó 5.871 kilómetros cuadrados entre 2010 y 2012, lo que llevó el total a 697.898 kilómetros cuadrados, o aproximadamente 69 millones de hectáreas.

Sin embargo, la investigación indica que todos los días un promedio de 135 hectáreas de tierras forestales se entregan a proyectos de desarrollo, como la minería y la generación de energía.

Las comunidades tribales de Odisha no son ajenas a los proyectos de desarrollo a gran escala que se aprovechan de la tierra.

Cuarenta años de tala ilegal en cinturón forestal del estado, junto con la venta comercial de teca, sala (Shorea robusta) y bambú, dejaron estériles a las colinas.

Los arroyos que antes regaban las pequeñas parcelas de tierras de cultivo comenzaron a secarse, a la vez que las fuentes de agua subterránea desaparecían gradualmente. Entre 1965 y 2004, Odisha experimentó sequías recurrentes y crónicas, incluidos tres períodos de sequía consecutivos entre 1965 y 1967.

Las aldeas se despoblaron, ya que casi 50 por ciento de la población huyó en busca de alternativas.

“Los que nos quedamos tuvimos que vender los utensilios de bronce de nuestras familias a cambio de dinero en efectivo para comprar arroz. Era tal la escasez de madera que a veces los muertos tenían que esperar mientras íbamos de casa en casa pidiendo troncos para la pira funeraria”, recuerda Arjun Pradhan, de 70 años y jefe de la aldea Gunduribadi, en diálogo con IPS.

Nibasini Pradhan, de la aldea de Gunduribadi, maneja un dispositivo GPS suministrado por el gobierno para ayudar a la comunidad a definir los límites de sus tierras ancestrales. Crédito: Manipadma Jena/IPS

Cuando la crisis se agravó, Kesarpur, un consejo municipal en Nayagarh, ideó una campaña que ahora sirve como modelo para la silvicultura comunitaria en Odisha.

El consejo asignó derechos a cada familia, según sus necesidades, para recoger leña, forraje o productos comestibles. Toda persona que deseara talar un árbol para una pira funeraria o hacer reparaciones en su casa debía pedir permiso especial. Asimismo, las hachas estaban prohibidas en el bosque.

Los aldeanos se turnaban para patrullar la selva mediante el sistema “thengapali”, que se traduce literalmente como la “rotación del palo”. Cada noche, los representantes de cuatro familias hacían sus rondas con palos tallados. Al final de su turno, los vigilantes dejaban los palos junto a las puertas de sus vecinos, lo que indicaba el cambio de guardia.

El consejo impuso sanciones estrictas pero lógicas a quienes violaran las reglas. Aquellos atrapados robando debían pagar una multa correspondiente al robo. No presentarse a la patrulla resultaba en una noche adicional de guardia.

A medida que la selva se regeneraba lentamente, los aldeanos asumieron sacrificios adicionales. Todas las cabras, cuya venta significaba dinero fácil en tiempos difíciles, fueron vendidas y prohibidas durante 10 años para proteger los brotes nuevos en el bosque. En vez de cocinar dos veces al día, las familias preparan ambas comidas en una sola fogata para ahorrar madera.

De la deforestación a la reforestación

Unos 20 años después de que se aplicara este proyecto piloto, un arroyo pasa por las afueras de Gunduribadi y permite el riego de pequeñas huertas cultivadas con lentejas y verduras listas para su cosecha.

Bajo la sombra de un árbol, el agua limpia brota de una profundidad de 120 centímetros a un pozo recién excavado. Las mujeres de edad avanzada se llevan cubos de agua con facilidad.

Manas Pradhan, quien dirige el comité local de protección forestal, explica que las lluvias depositan humus selvático en las 28 hectáreas de tierras de cultivo gestionadas por las 27 familias. Eso dio lugar a un suelo tan rico que una sola hectárea produce 6.500 kilogramos de arroz sin refuerzos químicos, equivalentes a tres veces el rendimiento normal de las granjas en los alrededores de los bosques que no reciben la misma protección, afirmó.

“Cuando la papa era escasa y se vendía al precio inaccesible de 40 rupias (65 centavos de dólar) por kilo, la sustituimos con pichuli, un tubérculo dulce disponible en abundancia en la selva”, explicó Janha Pradhan, una mujer indígena sin tierra, señalando a un pequeño montón del producto que cosechó durante su patrulla en la noche anterior.

“Hicimos buen dinero vendiendo algunos en la ciudad cuando los precios de la papa subieron hace unos meses”, añadió.

En un estado donde los ingresos promedian los 40 dólares al mes, y el hambre y la desnutrición afectan a 32 por ciento de la población, con la mitad de los niños y niñas con bajo peso, esta comunidad representa un oasis de salud en un desierto de pobreza.

Este reportaje forma parte de una serie concebida en colaboración con Ecosocialist Horizons.

Editado por Kanya D’Almeida / Traducido por Álvaro Queiruga

Fuente: IPS Noticias

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Agricultura ancestral en el Ecuador

¿Puede la agricultura patrimonial dar respuestas del pasado para la agricultura del futuro? Un análisis de varios sistemas de honda raíz nos demuestra cuánto tiene que aprender aún la moderna agroecología.
31 julio, 2015

Por Roberto Gortaire, Ecuador

Hace un año fui invitado a participar de una investigación que intentaba descubrir las formas ancestrales de agricultura en el Ecuador que pudieran considerarse patrimoniales. Pude recorrer todo el país y conocer de cerca el talento y el ingenio que han desarrollado nuestros pueblos originarios campesinos e indígenas para alcanzar una agricultura eficiente, inteligente y que resuelva los ingentes y críticos problemas que afronta el sistema agroalimentario.

En cada lugar me preguntaba cómo era posible que hayamos dado la espalda a tantos saberes, tecnologías, agrobiodiversidad tan valiosa, y a toda una cultura que sigue vigente y resistiendo a pesar del impacto que genera la expansión urbana, la agricultura industrial y el extractivismo. Cómo profesional de la agronomía muchas veces fui sorprendido y superado por la capacidad de estas familias agricultoras para adaptarse a circunstancias extremadamente difíciles y me di cuenta que nuestras modernas ciencias agrarias y el camino de desarrollo que se ha ido imponiendo, tienen muy poco que ofrecer y mucho que aprender de estos pueblos.
Cultivar y cosechar tantas variedades de maíz en medio de las piedras secas en Catacocha, o en las chakras amazónicas del Napo en pleno bosque húmedo, o sobre 3 mil metros de altura en Cañar o Cotacahi es fruto de una tarea milenaria que pocos reconocen, y no trabajo de fitomejoradores o centros de investigación modernos; así mismo, la crianza de 120 diversas especies vegetales y animales imbricadas en un complejo agrario casi mimetizado con la selva solo es posible en el Aja que de hace centurias desarrollan las mujeres del pueblo Shuar. Qué decir de la calidad de productos diversos de la finca tradicional de los montubios, o de las canoeras, colinos y canteros de los hermanos Chachis y afroecuatorianos, o de la fuerza productiva de los pueblos del manglar. Diversidad, ingenio por todos lados.
Algunos dirán que estas letras van cargadas de romanticismo y folclor, que la pobreza agobiante en estos mismos pueblos es fruto de su “retraso”, y que la respuesta verdadera está en la tecnología de punta, semillas de alto rendimiento con químicos, más químicos, más modernización… a mi juicio son más bien esas las propuestas obsoletas y fracasadas, desde hace décadas. En contraste estos pueblos, comunidades y familias tienen su propia voz, y a pesar de tanto desprecio histórico, ellos no nos reclaman sino que nos ofrecen el mejor fruto de su trabajo laborioso y su patrimonio, que está en nuestra mesa todos los días de la vida. Creo firmemente que si tan solo fuéramos recíprocos y les diéramos el valor que corresponde a su esfuerzo sería más que suficiente para superar las pobrezas; y más aún, si reconocemos su talento y valoramos tanto conocimiento que en el pasado hemos despreciado, seguramente encontraremos las respuestas para la agricultura del futuro.

La chakra andina

La Chakra Andina o chagra, es la forma de agricultura propia de los pueblos indígenas quichuas de la sierra y podemos encontrarla en todo el callejón interandino, propiamente desde el sur de la provincia de Carchi (fronteriza con Colombia) hasta el norte de Loja (fronteriza con Perú). Se caracteriza por una alta agrobiodiversidad y un complejo sistema de semillas y adaptaciones varietales que se desarrollan en los diversos pisos agro-climáticos de la serranía, aproximadamente entre los 2400 y 3500 metros sobre el nivel del mar, donde se reconocen generalmente tres zonas: alta, media y baja (y zonas de transición). Desde su origen prehispánico, la chakra se orienta a la satisfacción de la alimentación familiar y comunitaria, este criterio es el que determina qué y cuánto debe sembrarse. La influencia del ciclo lunar y varias señas agroclimáticas, definen cuándo sembrar; los solsticios y equinoccios marcan los hitos del calendario agrofestivo andino. Una serie de prácticas ingeniosas y tecnologías muy funcionales para el manejo ecológico del suelo, agua, cultivos y crianzas, son las claves para la sostenibilidad del agroecosistema y explican cómo producir.

Otra característica clave es el complejo cultural, los ritos y tradiciones ancestrales que acompañan el desarrollo de cultivos, crianzas y alimentación; éstos le dan sentido espiritual y de profunda conexión con la realidad, Allpa Mama (madre tierra –suelo vivo), Yaku Mama (agua viva) y la Pacha Mama (el contexto natural y energía vital universal), y han sido claves en el mantenimiento de la cohesión y ampliación del tejido social, que se expresa en la familia, la comunidad indígena y sus formas organizativas.

El Wachu rozado y la finca de los pastos

El Wachu Rozado es una tecnología de labranza mínima de origen milenario, base de un complejo agrosilvo pastoril que denominaremos “Finca de los Pastos”, haciendo referencia a los pueblos ancestrales que habitaron los territorios norandinos del Ecuador y sur de Colombia, particularmente la provincia del Carchi, y que hoy se reconocen en proceso de revitalización cultural. El sistema integra una mezcla de pastizales (que incluye variedades silvestres y modernas) para la crianza de ganado vacuno en rotación con variedades de papas, y algunas veces otros tubérculos y cultivos andinos; además plantas forestales y arbustivas con funciones ecológicas, mecánicas o medicinales. La práctica del wachu rozado se aplica de forma manual con un apero específico (palón con cute). La finca de los pastos se desarrolla en el contexto del Páramo Norte Andino donde el conocimiento profundo y la relación viva y cercana con este ecosistema frío y húmedo, es otra característica importante de la cultura agrícola que aquí se construye.

Siembra de agua y huertas paltas

Hablamos primero del sistema de siembra de agua o Catacocha, que es un humedal léntico artificial de gran complejidad tecnológica de origen ancestral propio de la región de los Andes Bajos Ecuatoriales, territorio que en el período de integración (900 a 1470 DC) fue ocupado por los denominados Paltas y otras importantes culturas, previo la incursión del incario. Los Paltas fueron capaces de adaptar su modelo agrario al ecosistema de bosque seco y la heterogeneidad edafo-climática de la zona. La Catacocha implica la creación de grandes lagunas de infiltración en zonas altas estratégicamente dispuestas, que captan la escorrentía de aguas lluvias a través de brazos o canales y la percolan a la profundidad del suelo. Esta agua infiltrada aparece en vertientes en zonas más bajas y se moviliza por quebradas; allí se instalan los denominados “tajamares”, que son barreras o muros de piedra interpuestos en el curso de la quebrada que reducen la velocidad del agua y la represan evitando su pérdida, mientras que en sus riberas permiten la generación de biomas con alta diversidad. Ya en el ingreso a los predios se disponen los “pilancones” que son reservorios o estanques que permiten la captación del agua para el uso agrícola y consumo humano. Se ha observado que durante los inviernos el sistema se llena (saturación del subsuelo por la infiltración), para luego ser aprovechado en los meses muy secos (aumenta el volumen en las vertientes). Los sistemas agrícolas que se sirven de las catacochas tienen gran notoriedad paisajística, agrobiodiversidad y un complejo tecnológico basado en sistemas agroforestales que denominaremos “Huertas de los Paltas” por su autenticidad y particularidad. La crianza de animales no deja de ser importante y es sorprendente también el sistema tradicional de maíz de una variedad criolla adaptada a las condiciones de sequedad y terrenos pedregosos (maíz de piedra); el sistema tradicional de maíz incluye al ataco y al sangorache (Amaranthus quitensis y A. Spp-), otras especies igualmente resistentes a la sequía. En las zonas más bajas, donde no operaba el sistema de lagunas de infiltración, se idearon las “terrazas hundidas” que permiten la saturación de humedad durante el invierno para sobre ellas cultivar en verano; también se practica la agricultura de “lecho de río” que dispone del propio canal del río en el verano cuando baja o cesa el caudal, y así se habilitan huertas que garantizan la producción alimentaria.
Esta es la albarrada más alta sobre el pueblo de Catacocha, provincia de Loja

La Finca Montubia

Denominaremos Finca Montubia al sistema agrícola diversificado que tiene lugar en las provincias costeras ecuatorianas y es practicado por familias campesinas de tradición montubia: pueblo mestizo con fuerte identidad, heredero de nativos, afros, españoles y en menor medida, libaneses. El sistema puede centrarse en el desarrollo de cultivos como cacao, café o banano, sin embargo integra cultivos frutales, forestales, hortalizas y crianzas animales, y muchas veces se asimila con el bosque tropical. En la finca suelen coexistir tres subsistemas: las albarradas; la finca propiamente dicha; y las eras o huertas. Las albarradas consisten en un humedal artificial, tecnología de origen ancestral que es el centro de un sistema complejo de manejo de recursos hídricos: se capta agua por métodos de infiltración en épocas de invierno, se destina para riego, la crianza de peces, patos y se convierte en sitio de refresco y recreación. Es común en zonas secas y hace posible el regadío de la finca donde la diversificación, cobertura y manejo orgánico del suelo, reducen la demanda hídrica y así se integra un círculo virtuoso en el aprovechamiento del agua. En la finca propiamente dicha se desarrollan principalmente frutales y cultivos muy diversos y propios del trópico tales como banano, cacao, yuca, variedades de arroz y muchos más. En un área menor se disponen las denominadas Eras o huertas: se trata de la despensa familiar de hortalizas, legumbres, condimento, frutales y otros cultivos propios de la alimentación básica familiar.

Canoeros, Colinos y Canteros

En el norte de la provincia de Esmeraldas se encuentran ríos como el Cayapas y el Santiago, parte de la bioregión del Chocó, en cuyas riberas conviven, desde tiempos ancestrales, comunidades de diverso origen cultural mayoritariamente de nacionalidad nativa Chachi y Afrodescendientes que no fueron esclavizados,
incorporando sus tradiciones originarias al sistema americano. Coexisten en un ecosistema de singular belleza paisajística donde se combina el río con el bosque húmedo tropical. Han desarrollado relaciones interculturales estables, y diversas adaptaciones y sinergias con su entorno. Incluyen básicamente 3 subsistemas agrícolas: canoeras, colinos y canteros. Las Canoeras son pequeños huertos hortícolas y medicinales que se cultivan en camas elevadas construidas generalmente con madera y caña guadua, pero también es común el uso de viejas canoas de río que de este modo se reciclan para disponer el huerto, de ahí su denominación. Los Colinos o P’atavitia en el idioma de los Chachis (cha’apalachi), son modelos de agricultura ancestral de roza y tumba que pueden explicarse como fincas familiares diversificadas que se desarrollan en armonía con el bosque húmedo tropical en extensiones que generalmente van de media a una hectárea. Sus cultivos principales son banano, yuca, coco, cacao, chonta y diversos frutales. En la primera fase de siembras se incluyen asocios de maíz (variedades llamadas canguil y criollo), con fréjol, haba, cucurbitáceas y otras plantas. La denominación “colino” tiene otro uso común y se refiere a la forma botánica de reproducción de plantas como el plátano. El término se usa indistintamente para referirse a la finca propiamente dicha y a cualquier ramilla o brote apropiado para siembra. Cantero o E’vitia para los Chachis, es el nombre que se da a un cultivo de caña de azúcar, producto que ganó importancia en la región por diversos usos y procesos que se le generan (miel de caña, panela, guarapo, aguardiente, bagazo, etc.). Se observa generalmente en parcelas de entre 500 o 1000 metros cuadrados encerradas entre árboles y arbustos propios de la diversidad del bosque tropical. La dinámica fluvial determina los procesos de fertilidad natural de los suelos de las riberas, que es donde se cultivan los Colinos y Canteros; y el arrastre del río que trae suelo y hojarasca desde tierras altas forma un compuesto orgánico denominado marmaja, que es el sustrato más apropiado para el cultivo de las Canoeras.
Los Pueblos del manglar

Los pueblos ancestrales del ecosistema manglar en Ecuador se denominan así puesto que consideran que la base de su identidad cultural, de su racionalidad social y económica está vinculada trascendentalmente con él. Ocupan las zonas costaneras de franja marina y estuarios de ríos. Principalmente lo componen afroecuatorianos, mulatos y campesinos de identidad montubia. En el manglar coexisten al menos dos actividades fundamentales: la recolección de concha y la pesca artesanal de especies del estuario del río; sin embargo estos pueblos no conviven únicamente en la franja de manglar, sino con otros subsistemas: la zona de transición o raconchal, vegetación donde se desarrolla y captura el cangrejo; la finca diversificada (similar a la descrita para los pueblos montubios) y el bosque húmedo tropical. Es decir que los pueblos del manglar se construyen en una “sociedad” entre estos 5 subsistemas, constituyendo un complejo agroalimentario y recolector en armonía con ecosistemas naturales.

El Aja Shuar 

La Amazonía ecuatoriana, uno de los centros de biodiversidad más notables del mundo, también alberga a los que podrían considerarse los sistemas agrícolas más complejos, auténticos y diversificados que existen en el país. El Aja, practicado por la nacionalidad Shuar, está prácticamente “mimetizado” con el ecosistema natural. En él es determinante el rol de la mujer shuar ya que es casi exclusiva su responsabilidad en el manejo del sistema. Es de importancia crucial la práctica de diversos ritos como los Anent: plegarias o cantos de singular belleza que se realizan en diversos momentos y que son una muestra del respeto y profundo afecto que el pueblo Shuar dispensa a la naturaleza. Los Nantar o talismanes son piedras especiales sigilosamente ocultas por la mujer en algún punto dentro del Aja y que acogen a Nunkui, la Reina del Aja, quien emite la energía y vitalidad necesaria para el desarrollo de los cultivos.
 Los diversos arreglos y asocios entre cultivos son muy funcionales y complejos; existe un notable conocimiento sobre las razones y períodos de fuerza y fragilidad del suelo, característica dual muy propia de la Amazonía, y se han creado tecnologías agrícolas adaptadas a esta condición. Por ejemplo, la movilidad del Aja: hablamos de un área de 1 hectárea aproximadamente que se instala en un bosque socolado (roza, tumba y quema), en un período de cultivo que no va más allá de 3 o 4 años (aja vieja); luego viene un período de descanso funcional o regeneración de ecosistema natural que dura entre 5 y 15 años. El Aja se mueve a otro sitio iniciando el ciclo con el corte por roza de hierbas y arbustos, luego se tumban los arboles más grandes. El proceso de descomposición y formación de suelos es dinámico y acelerado y a menudo se agregan las cenizas que se obtienen de las quemas de hierbas secas y árboles, lo cual mineraliza estos suelos orgánicos. La agrobiodiversidad manejada en un Aja incluye más de 100 diversos cultivos, donde generalmente la yuca hace de guía o centro de proceso agroalimentario (mas de 30 variedades reconocidas); papa china, pelmas, kenkes (tubérculos), piña, camote, porotos, plátanos, maní, maíz, frutales diversos, todos ellos cultivos imbricados en un conjunto multifuncional de especies. Para un observador ligero parecería una mezcla sin orden, sin embargo pueden reconocerse ciertos “secretos”: hay especies que deben sembrarse junto a la yuca y otras que no deben estar en el Aja pues perjudican el engrose; unas prefieren la sombra y algunas la evitan, y así un sinnúmero de criterios agronómicos. Además se reconocen y cultivan decenas de plantas medicinales y es nada despreciable la diversidad de crianzas animales que incluyen sahino, pavos, guatusa, guanta. La conexión del Aja con la diversidad del bosque húmedo amazónico integra otra serie de frutos silvestres, animales, insectos, aves, y peces del río que enriquecen la dieta increíblemente diversa y saludable del pueblo Shuar.

La Chakra amazónica

Expresión que usan los pueblos ancestrales quichuas del oriente ecuatoriano para denominar a su sistema agrícola, el mismo que guarda similitudes con otras modalidades tradicionales en el territorio en términos de agrobiodiversidad y sistema de manejo, sin embargo hay matices y particularidades que le otorgan autenticidad y originalidad. El primer elemento determinante es la relación con el río, en este caso nos referiremos a una agricultura itinerante de lecho o vega de río. Ocurre que en las crecientes y bajantes del río en el transcurso del tiempo, se van formando pequeños islotes que son áreas fertilizadas por el río, y por el contrario otras zonas son arrasadas por él. Un enfoque central es el manejo del suelo, hay mayor atención a los ciclos de fertilidad en relación con el río en la “formación de suelo” a partir de la biomasa vegetal que por ciclos y aceleradamente se incorpora. Importante es el sistema tradicional del maíz variedad criolla, adaptado ancestralmente a las condiciones de extrema humedad y alta biodinámica, pero sin duda es la yuca nuevamente la planta madre que genera los ritmos en el sistema, se reconocen algunas variedades y como cosa particular en los períodos de cosecha se mantienen los sembríos de yuca totalmente “enmalezados”, es decir se permite el desarrollo de vegetación adventicia en la base del cultivo, pues con esta técnica se garantiza la frescura del producto.

FUENTES

Texto adaptado de SIPAN – Sistemas Ingeniosos de Patrimonio Agrícola, publicación en revisión – FAO y Ministerio de Cultura y Patrimonio del Ecuador – autor: Roberto Gortaire A. 2014 – 2015.

Publicado por ALLPA

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Argentina: Huertas urbanas en Rosario, un proyecto con conciencia ecológica y social

Impulsor de multiplicar esta experiencia en cada rincón del país, Antonio Lattuca explicó que "la agroecología tiene diferentes dimensiones: una social, una política de transformación y una técnica, que es la agricultura ecológica con sus distintas escuelas".

Las huertas del Programa Agricultura Urbana (PAU) se encuentran en los barrios más vulnerables de la ciudad de Rosario y producen en forma agroecológica verduras que son vendidas en ferias a iguales precios que aquellas que contienen agrotóxicos: una experiencia en la que ganan por igual productores, consumidores y medio ambiente.

"El objetivo de estos espacios es la producción de frutas y verduras agroecológicas y una de las cosas novedosas de este programa es que tiene espacios permanentes para la producción", detalló a Télam el ingeniero agrónomo Antonio Lattuca, coordinador del programa.

Estos espacios permanentes son denominados Parque Huerta o corredores verdes donde se combinan lo productivo con lo social.

"Los huerteros cuentan con un ingreso a partir de la venta de verduras de alta calidad, producidas biológicamente, que comercializan en ferias en distintas ferias de la ciudad con lo cual los rosarinos pueden acceder a verduras sin agrotóxicos", describió el técnico.

Antes de la recuperación de estas tierras, estos lugares eran basurales: "A partir de la creación de las huertas se transformaron en espacios bellos, con árboles, con plantas, que se integraron al ejido urbano, porque los parque huerta están generalmente cerca de las villas y lugares más marginales de la ciudad y hoy son ámbitos donde hay actividades, como cursos, muestras de huertas y van chefs a cocinar", sostuvo.

El PAU es una iniciativa conjunta entre el Municipio de Rosario, el INTA, el Pro Huerta del Ministerio de Desarrollo Social y la organización CEPAR (Centro de Estudios de Producciones Agroecológicas).

"Estos espacios no requieren grandes inversiones. El tema principal es la tierra, pero en todos los municipios hay terrenos fiscales ociosos, lo que se necesita es hacer un cerco, un sistema de riego y una voluntad política para llevarlo a la práctica", afirmó el ingeniero.

Impulsor de multiplicar esta experiencia en cada rincón del país, Lattuca explicó que "la agroecología tiene diferentes dimensiones: una social, una política de transformación y una técnica, que es la agricultura ecológica con sus distintas escuelas".

El especialista diferenció la producción agroecológica de la agro industrial que, definió, "no es agricultura sino industria en el campo": "La agroecología utiliza la tecnología de los procesos mientras que la agroindustria se basa en la tecnología de los insumos donde todo se compra, la semilla, los pesticidas, los insecticidas".

Esta necesaria transición entre un modelo y otro no puede darse, según explicó el ingeniero, "de un día para el otro", pero sí puede marcar un rumbo hacia donde caminar.

"Hay que comenzar a incorporar diferentes especies que favorecen la producción, empezar a crear abonos a partir de la materia orgánica que se desecha (como el pasto y las hojas secas) y generar preparados vitalizadores que se hacen con plantas medicinales como la cola de caballo y la ortiga", ejemplificó.

A partir de la divulgación de estos procesos, el Programa apunta a que los agricultores puedan manejar sin necesidad de adquirir insumos todo el ciclo de producción de sus alimentos.

"Existe un mito en relación a la producción agroecológica fomentado por quienes tienen intereses en la venta de los insumos que dice que sin los paquetes tecnológicos el mundo no podría abastecerse de alimentos. Esto es completamente falso", afirmó Lattuca.

Y continuó: "En primer lugar, la agricultura industrial que se hace hoy no es para alimentar al mundo, sino a los cerdos europeos o chinos o para biocumbustible y un porcentaje altísimo de la población muere todavía de hambre".

"Pero, además, ya hay suficientes pruebas de lo mal que hacen los agroquímicos a la salud humana y al medio ambiente. Por eso, tenemos que pasar de la denuncia a la acción y generar más experiencias vivas que demuestren que esto es posible y que puede ser hasta más económico", concluyó.

Fuente: Télam

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Plantas medicinales, biodiversidad y comunidades locales, Revista Semillas

Durante miles de años, casi tantos como llevamos en pie sobre la tierra, los seres humanos utilizamos los recursos naturales de nuestro entorno para cuidar nuestra salud. Y las plantas medicinales han sido, quizás, el principal testigo y producto de esta interacción que tantos beneficios ha re- portado a la humanidad y tantos aún tiene por darnos

Sin embargo los avances de un modelo de agricultura y de cuidado de la salud tecnificados, industrializados y mercantilizados están amenazando seriamente ese patrimonio y en apenas 50 años hemos visto cómo detrás de la desaparición de ambientes naturales y culturas locales se han marchado para siempre conocimientos y recursos en todos los rincones del planeta.

Sin embargo en los últimos 30 años se inició una toma de conciencia que, junto al esfuerzo de comunidades locales por rescatar y defender sus recursos, ha llevado a que en todo el mundo se iniciaran actividades para proteger las plantas medicinales y para permitir que se continuaran usando como uno de los principales recursos para la salud.

En este artículo intentaremos brindar un panorama general de las potencialidades, problemas y perspectivas de las plantas medicinales en la actualidad como un marco para las experiencias que compartiremos a lo largo de este dossier.

Otro paradigma de salud

En la actualidad, de la mano de la "onda verde" y la búsqueda de alternativas para el cuidado de la salud, las plantas medicinales han recuperado un lugar en los grandes centros urbanos y son vistas por amplios sectores como una buena "alternativa" a los medicamentos convencionales. Sin embargo la utilización tradicional de las plantas medicinales por los pueblos indígenas y comunidades locales siempre se enmarcó en un sistema mucho más complejo de cuidado de la salud que implica prácticas culturales, alimenticias, religiosas y mágicas y al que está indisoluble- mente ligado.

Estas prácticas, que no se pueden caracterizar de una sola manera ni como un único sistema de conocimientos ya que poseen la misma diversidad que los distintos pueblos que la han generado, poseen in- dudablemente una integralidad dentro de la cual las plantas medicinales son sólo una parte. Una parte muy importante, pero nada más que una parte al fin.

Esta perspectiva no debe perderse por dos motivos:

Intentar sacar de ese contexto a las plantas medicinales y convertirlas en simples "medicamentos" puede resultar en un fracaso ya que la eficacia de las mismas se da en el marco de la cultura y realidad local. Esta es una de las razones del fracaso de las grandes multinacionales de los medicamentos en la búsqueda de nuevas drogas a través de la biopiratería, que en los últimos 10 años no han logrado obtener prácticamente ningún medicamento relevante por esta vía.

Todo trabajo con comunidades locales debe re- conocer este contexto y apoyarse en él para poder aspirar a un verdadero éxito en su propósito.

El fundamento de estos variados y ricos sistemas de conocimiento nace en que los seres humanos hemos ido desarrollando nuestras culturas sobre la tierra en una profunda integración con la naturaleza, que ha dado como uno de sus principales frutos los conocimientos sobre las plantas medicinales.

Esta integración es la que ha permitido el desarrollo de una visión holística que hoy necesitamos urgentemente rescatar para poder retomar un desarrollo social y ambientalmente sustentable. Parte de esta visión resulta también de la integración del cuidado de la salud con prácticas religiosas milenarias sobre las que se han asentado relaciones y formas de cuidar la salud y manejar el medio ambiente.

Finalmente, también es muy importante tener en cuenta la propia integralidad de las plantas medicinales como seres vivos y complejo biológico que va mucho más allá de los simples "principios activos" que buscan los bioprospectores y que también resulta fundamental para lograr una acción de las plantas en nuestro organismo. Este concepto siempre ha si- do tenido en cuenta en las prácticas tradicionales y junto a los complejos métodos de preparación desarrollados por las comunidades, ha venido a completar este fascinante universo de las plantas y su aplicación por las personas para el cuidado de la salud.

La generación de conocimientos: Un puente tendido hacia la naturaleza

El actual paradigma relativo a la salud-enfermedad forma parte del paradigma de la "modernidad" y comparte sus características en cuanto al positivismo, la visión fragmentada y el mecanicismo con el que se conciben las relaciones al interior de la sociedad, entre ella y la naturaleza y dentro mismo de cada ser humano. Sobre esta base nuestro organismo es considerado una "máquina" y los distintos tipos de medicamentos son las herramientas con que corregimos los desperfectos y ponemos a los ciudadanos nueva- mente a disposición del mercado del trabajo.

Desde ese punto de vista la bioprospección busca encontrar nuevos remedios que actúen en alguna parte del organismo para corregir los desperfectos y al mismo tiempo (y este es el punto más importante) permitan la elaboración de un medicamento comercial que le permita a los laboratorios continuar incrementando sus ganancias. Sin embargo esta no es la base sobre la que se ha construido el conocimiento de las plantas medicinales.

Los vínculos e interacciones de los seres humanos con la naturaleza tienen una complejidad y profundidad que hoy, quienes nos hemos formado dentro de la cultura occidental difícilmente podemos comprender o aprehender. Lo fundamental en el presente es tomar conciencia de que la generación de conocimientos es un proceso complejo que jamás puede haber ocurrido por el sistema de ensayo y error que hasta hoy la ciencia moderna ha adjudicado al descubrimiento de las plantas medicinales por las culturas tradicionales.

Las múltiples interacciones que las culturas establecen con su entorno quizás no encuentren una explicación racional que "justifique" la adquisición de conocimientos; pero indudablemente allí se ponen en juego un sinnúmero de "sentidos", percepciones, intuiciones, vivencias, canales o como queramos llamarlos, que nos han permitido "conocer" mucho más de lo que la "ciencia moderna" ha brindado hasta el presente. Y sin duda este modo de aprender guarda una profunda sabiduría que ha mantenido un equilibrio con la naturaleza que todos los avances de la modernidad están muy lejos de tener.

Por otra parte, quizás, debamos preguntarnos por qué necesitamos encontrarle explicaciones racionales a todo cuanto ocurre y no podemos aceptar el misterio que rodea a la mayor parte de los fenómenos de la vida y simplemente aceptarlos tal como son. De hecho y a pesar de los grandes avances logrados duran- te el Siglo XX las preguntas básicas sobre la vida siguen siendo las mismas que los seres humanos eternamente nos hemos planteado.

Esta forma de adquirir los conocimientos se desarrolla conjuntamente con los mecanismos de transmisión del conocimiento que también difieren profundamente con los caminos elegidos por la cultura occidental para educar y formar a las nuevas generaciones. La base fundamental de la educación en todas las culturas tradicionales es la moralidad y la experimentación y comprende prácticas y rituales diversos que como ya planteamos anteriormente no pueden ser leídos o interpretados bajo una misma lectura.

Biodiversidad y plantas medicinales: Hermanas inseparables

La visión predominante en la actualidad en cuanto al replanteo del desarrollo se enfoca en la búsqueda de por fuera de la naturaleza y que propone una dominación "controlada" del medio ambiente que permita la continuidad de la explotación por futuras generaciones.

Sin embargo en las últimas décadas viene cobrando fuerza la búsqueda de un nuevo paradigma, que se centra en que somos parte inseparable de nuestro ambiente y que por lo tanto nuestra subsistencia la debemos plantear en términos de cooperación con él y no en términos de dominación. Este nuevo paradigma que podríamos llamar eco sistémico tiene mucho que aprender del proceso a través del que se ha construido el conocimiento y los diversos saberes sobre las plantas medicinales.

Y quizás el primer hecho a comprender es que las personas no solo hemos sido custodios de la biodiversidad a lo largo de nuestra historia, sino que siempre hemos sido generadores de la misma en el vínculo con nuestro entorno. Tanto con las plantas medicinales como con las semillas; la crianza, adaptación, experimentación, multiplicación y traslado de plantas, y animales ha generado una impresionante diversidad biológica que es la que nos permite en el presente subsistir.

Hasta los más altos Foros Internacionales han reconocido esta realidad en sus declaraciones y han manifestado la necesidad de medidas urgentes en defensa de esta diversidad. Por citar solo un ejemplo:

El Plan de Acción Mundial de la FAO (Organización Internacional para la Alimentación y la Agricultura) para la Conservación y Utilización Sostenible de los Recursos Genéticos para la Alimentación y la Agricultura (1) plantea en la Declaración de Liepzig que "Los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura son el producto de la evolución natural y de la intervención humana. Reconocemos la función desempeñada por generaciones de campesinos y campesinas y de fitomejoradores, así como por las comunidades indígenas y locales, en la conservación y mejoramiento de los recursos filogenéticos."

Los ecosistemas que hemos integrado los humanos en la distintas regiones del planeta que habitamos han mantenido un equilibrio dinámico en el que plantas, animales, microorganismos y personas hemos evolucionado de la mano. Sin embargo los últimos dos siglos muestran como hemos roto ese equilibrio y lo hemos convertido en la forma dominante a lo largo de todo el globo terráqueo. Obviamente el mismo esquema de dominación que inicialmente la sociedad occidental planteó hacia la naturaleza es el que esa misma cultura ha empleado para pasar por sobre cientos de culturas diversas descalificándolas, marginándolas y destruyéndolas.

Realmente la única opción que tenemos en la actualidad es replantear nuestras relaciones con el entorno para lograr una coexistencia a través de la cooperación con la naturaleza. Y sin duda las plantas medicinales son excelentes maestras para ayudarnos a re- correr ese camino ya que siempre han estado a nuestro lado en ese recorrido.

Las amenazas

"La principal causa contemporánea de pérdida de diversidad genética ha sido la generalización de la agricultura comercial moderna. La consecuencia.... de la introducción de nuevas variedades de cultivos ha sido la sustitución de y la pérdida de variedades de los agricultores con una diversidad elevada" (1)

Esta breve sentencia, emitida nada menos que por la FAO, clarifica la principal amenaza que enfrentan nuestras plantas y la diversidad de conocimientos asociadas a ellas. La lista es larga pero evidencia que el avance de la frontera agrícola, la destrucción de los sistemas locales de vida, la masiva migración a los grandes centros urbanos y la desvalorización de los conocimientos tradicionales están íntimamente liga- dos al avance de la "agricultura comercial moderna".

Al mismo tiempo la "modernización" de la atención de la salud también ha tenido graves consecuencias para el uso popular de las plantas medicinales. El modelo impuesto, accesible solo para unos pocos, significa la entronificación de un modelo médico hegemónico que ha luchado denodadamente por hacer desaparecer toda forma de cuidado de la salud que no estuviera controlada por el poder médico y alimentara al mismo tiempo a las grandes multinacionales farmacéuticas. Por supuesto que las plantas medicinales y las culturas que las han generado, han sido víctimas preferenciales de estos ataques.

Finalmente, en los últimos años se ha sumado una nueva amenaza, también parte de la mercantilización de la naturaleza, que es la apropiación de las plantas medicinales por las grandes corporaciones transnacionales a través de la biopiratería y el patentamiento de las plantas y los conocimientos asocia- dos a ellos. O sea que aquellos mismos que buscan decididamente que los pueblos abandonen sus prácticas tradicionales se han lanzado a apropiarse del producto de este saber. Cómplices de este robo son los gobiernos y los Organismos Internacionales que han facilitado a través de sus políticas y reglamentaciones este nuevo atropello.

Sin embargo los pueblos no se han resignado a dejarse avasallar y en cada rincón del planeta donde se llevan adelante las luchas contra la mal llamada "globalización" las plantas medicinales están siendo reinvidicadas de una forma u otra.

Rescate de plantas medicinales: La comunidad movilizada

Sea como parte de una estrategia de supervivencia, sea como parte de la resistencia o como parte de las luchas de la sociedad civil, las plantas medicinales han cobrado en los últimos años una relevancia e- norme y han renacido en la valoración y el trabajo comunitario de una manera impresionante. Para comenzar es muy importante recordar que las plantas medicinales siempre han estado vigentes en las comunidades como herramienta para el cuidado de la salud y tal como la Organización Mundial de la Salud (2) lo reconoce, en la actualidad más del 80 % de la población de la tierra sigue utilizando la medicina tradicional como principal recurso para el cuidado de la salud y dentro de la medicina tradicional las plantas son el principal elemento empleado.

Ya en los años 80 surgieron llamados de atención desde distintos sectores de la comunidad internacional llamando a revalorizar y proteger las plantas medicinales. La Declaración de Chiang Mai emitida por la Organización Mundial de la Salud, La Unión Internacional para la Protección de la Naturaleza y el Fondo Mundial para el Medio Ambiente es el principal ante- cedente internacional en este sentido (3). Allí planteaba bajo el título "Salvar las plantas que salvan vidas" que existía"la urgente necesidad de la Cooperación Internacional y la Coordinación para establecer pro- gramas para la conservación de plantas medicinales que aseguren la disponibilidad de cantidades adecua- das de las mismas para las generaciones futuras".

Pero lo realmente impresionante de lo que ha ocurrido en la última década es que las comunidades se han reapropiado de este recurso integrándolo a sus diferentes reivindicaciones de autonomía, territorio, derechos, cultura e identidad y de esta manera las plantas medicinales han pasado a ocupar un lugar importante en las distintas luchas de los pueblos.

Más allá de las diferentes estrategias utilizadas para el rescate: defensa de la biodiversidad, revalorización de conocimientos, atención primaria de la salud, organización de la comunidad, movilización de las mujeres, revalorización cultural, etc.; lo fundamental es que todos los actores involucrados en estos procesos tengan presente las diferentes dimensiones que tiene la aplicación de las plantas medicinales y que se res- pete siempre la complejidad y dinámica de su utilización dentro de la particularidad de cada comunidad.

De esta forma el potencial que las plantas medicinales ya han demostrado puede desarrollarse plenamente para superar su uso para la subsistencia y formar par- te de un camino de liberación.

Citas:

(1) Informe sobre el Estado de los Recursos Fitogenéticos en el Mundo, FAO, 1996

(2) OMS

(3) Declaración de Chiang Mai

Link:

Bosques, recolectar comida y los comunales. Boletín Nyéleni N° 24

Entorno al 75% de la población pobre mundial vive en áreas rurales de países en desarrollo. La mayoría sobrevive gracias a la agricultura de subsistencia, la pesca artesanal y/o al pastoreo nómada y muchos no tienen tierras, trabajan como mano de obra temporera en granjas, plantaciones, piscifactorías y la industria. Sus necesidades alimentarias diarias se cubren principalmente con la producción local, la recolección de comida, la caza y la pesca – a menudo realizada por mujeres — en pequeñas granjas, zonas de pastoreo comunales, y en bosques, arroyos, ríos y lagos.
El acceso reducido a estos ecosistemas o el descenso en la cantidad comida que se reúne en estos ambientes conducen al hambre y a la malnutrición aguda.

Bosques, campos, laderas de colinas/montañas, humedales y masas de agua —que comprenden ríos, arroyos, lagos y mares- son fundamentales para las vidas, las culturas y la economía de las comunidades rurales de todo el mundo. Hay fondos fundamentales de la biodiversidad y literalmente preservan la vida. La comida, el agua, la fibra, el combustible, las plantas medicinales y las raíces, la madera, la hierba, las hojas, la resina y otros materiales que proporcionan son las únicas redes de seguridad con las que cuentan las poblaciones rurales en los tiempos de adversidad. E incluso en los tiempos de bonanza, en las comunidades rurales que no son pobres, los alimentos silvestres -que se recolectan, cazan y pescan– suponen un componente importante de las dietas locales y tradicionales ; los productos forestales no madereros (PFNM) y los recursos marinos son importantes fuentes de ingresos suplementarios.

Muchas comunidades —especialmente de pueblos indígenas- tienen bosques sagrados o espirituales, que también albergan las fuentes de los ríos y arroyos locales. Proteger el bosque significa, por tanto, proteger las fuentes acuíferas de las comunidades. Los bosques son espacios relevantes para la educación y el conocimiento local : los niños y niñas aprenden cuál es el valor de las plantas, los animales, los venenos y las medicinas al ir junto a los mayores al bosque. La demarcación entre bosque y tierras agrícolas a menudo está difusa por los cultivos itinerantes : campos que no están plantados se convierten en bosques, jardines vegetales y huertos de árboles frutales a menudo se plantan e los bosques pues aseguran condiciones de crecimiento propicias. Se asemeja a lo que sucede en las comunidades costeras y marinas, que veneran el mar como fuente de toda la vida y tiene elaboradas reglas socioeconómicas para proteger los ecosistemas sensibles. En este caso también lo niños aprenden el valor de los distintos tipos de peces y de los recursos marinos y cómo tienen que aprovisionarse de ellos, con respeto y de manera sostenible. Las cosmovisiones de los pueblos indígenas en todo el mundo respetan la naturaleza como a los padres que dan y alimentan la vida, y enseñas a los pueblos y a las comunidades a vivir en armonía con la naturaleza.

Estas prácticas y los propios ecosistemas a los que dan forma se encuentran cada vez más en peligro porque los inversores, las empresas y los especuladores intensifican de la demanda en las tierras de cultivo, los bosques y las fuentes de agua y, también, por los cambios en tiempo y los patrones de precipitaciones debido al cambio climático. La conversión de paisajes naturales distintos en agricultura industrial y acuicultura, y el consumo intensivo de energía de los asentamientos humanos destruyen las funciones cruciales de los ecosistemas, como la de recargar acuíferos, mantener los nutrientes del suelo, la captura de carbono y compensar los ciclos naturales, y esto acelera el cambio climático. Exacerban la desigualdad de acceso a las tierras y a los recursos naturales tanto entre las comunidades como entre hombres y mujeres. Las comunidades locales se ven reducidas a parcelas de tierra más pequeñas y menos fértiles y se ven obligadas a confiar en una base menor que explotar para obtener comida e ingresos. Las reservas de agua dulce se ven monopolizadas por la industria y los ricos, lo que crea y aumenta la escasez de agua, generando conflictos entre la población local con relación al agua, los productos forestales y los comunales. En concreto afecta a los derechos de los pueblos indígenas para controlar, usar, administrar y preservar territorios ancestrales.

Proteger y regenerar entornos naturales diversos y las distintas formas de alimentarse y vivir en armonía con estos entornos son elementos esenciales de la soberanía alimentaria. Resulta igualmente relevante que son una forma directa de resistencia a la mercantilización y la financialización de la naturaleza y ante los mercados capitalistas.

Shalmali Guttal, Focus on the Global South

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Agroecologia: os desafios econômicos, sociais e ambientais da agricultura familiar

A agricultura familiar produz a maior parte da comida dos brasileiros e envolve mais de 12 milhões de pessoas, tudo isso preservando o meio ambiente.
Por Najar Tubino

Cáceres (MT) – A pesquisa Promovendo Agroecologia em Rede, que a Articulação Nacional de Agroecologia (ANA) está realizando no país, envolvendo sete regiões brasileiras, com o apoio da Fundação Banco do Brasil e do BNDES na realidade traça um retrato da agricultura familiar no momento histórico. Sem contar as diferenças de ambientes, no caso em questão, Cerrado, Pantanal e região pré-amazônica, o histórico pela conquista da terra e o nível de organização das populações tradicionais, assentados, indígenas e quilombolas, e outros grupos do campo. Cáceres sempre foi o caminho para Rondônia, onde levas de migrantes oriundos do sudeste e do nordeste brasileiro chegaram para trabalhar na derrubada da floresta e posterior plantio de pastos. 

A pesquisa traça uma linha do tempo do território, hoje com quase 200 mil habitantes, 11 municípios, sendo que sete deles com menos de seis mil habitantes. A conquista do oeste, a partir daqui, foi elaborada antes mesmo da ditadura, pois já em 1953, uma área de 200 mil hectares foi dividida para colonização. Os militares incentivaram a derrubada da floresta e a implantação da pecuária extensiva, usando os migrantes como mão de obra barata. Como relata Augusto Santiago, Caju, consultor da ANA que coordenou a pesquisa em Cáceres, juntamente com os técnicos da FASE.

“- A história se passa numa zona de expansão da fronteira agrícola sob a Amazônia brasileira, durante o processo de mercantilização das terras, modernização da agricultura e estímulo às migrações dos anos 1950. Depois incrementado pelos incentivos fiscais oferecidos à ‘empresa agrícola’ para ocupação do Oeste durante os governos militares a partir dos anos 1960. Os trabalhadores imigrantes que ajudaram a derrubar as matas desde a região de Cáceres até o Estado de Rondônia, explorados por madeireiros e fazendeiros, formam uma massa de gente sem terra, que se organiza a partir dos anos 1990, para a conquista da terra”.

Pesquisa envolve realidades distintas

Essas informações são narrativas dos próprios agricultores e agricultoras, além dos ativistas dos movimentos sociais, que a partir de 1975 começam a se organizar por intermédio das Comunidades Eclesiais de Base, da Igreja Católica. No início da pesquisa é realizada uma Oficina Territorial para levantar o histórico da formação do território e da movimentação social dos seus atores. Uma narrativa de lutas, que define bem a distribuição de terra para os latifundiários que disseminaram a pecuária extensiva, que domina a região ainda hoje. Tiraram terra dos indígenas, nunca reconheceram um único quilombo, embora a Fundação Palmares tenha encaminhado 69 processos de comunidades locais.

Somente no final dos anos 1980, com a chegada da FASE, a criação do Centro de Tecnologias Alternativas em Pontes e Lacerda e, posteriormente, a chegada do MST que a luta pela terra ganhou relevância. Por isso mesmo, a pesquisa envolve realidades distintas nos agroecossistemas analisados – Sítio Mata Fria, no Assentamento São José Facão, o Sítio José Martí, no Assentamento Roseli Nunes e o Sítio São Benedito, na comunidade Nossa Senhora da Guia, região de morraria, uma denominação do ambiente cercado por morros.

Caminho difícil até chegar às políticas públicas

São famílias que estão em transição para a agroecologia. Produzem legumes e verduras, criam galinhas, porcos, produzem leite, ou seja, também exercem a atividade pecuária, beneficiam parte da produção, e em um dos casos exploram as frutas da região – pequi, cumbaru e babaçu. Durante a conquista da terra e da participação nos movimentos sociais surgiram três associações com objetivo de dar um destino aos produtos dos agricultores e agricultoras. ARPA, ARPEP e Associação Flor do Ipê, a primeira trabalha com hortaliças, a segunda com produtos do extrativismo e a terceira também. Até alcançar a etapa mais organizada com produtos beneficiados e acesso às políticas públicas do PAA e do PNAE o caminho foi longo durante os últimos 15 anos.

E o traço maior dessa trajetória é o trabalho e o protagonismo das mulheres – a ARPEP é administrada pelas agricultoras. Erica Sato, descendente de japoneses é a presidente e integrante do núcleo familiar do Sítio São Benedito. Augusto Santiago define assim o grupo dos agricultores e agricultoras familiares em transição para a agroecologia:

“-São agricultores associados a organizações locais e articulados nos movimentos sociais atuantes na região, que após a conquista da terra buscaram alternativas para o desenvolvimento em condições socioeconômicas bastante adversas. A gestão do agroecossistema é feita pelas famílias com forte protagonismo das mulheres. Em geral a produção é diversificada e produzem boa parte do que consomem, com importante participação da criação animal, especialmente o gado, na composição da renda. Valorizam a produção dos quintais e tem na horticultura uma fonte de renda e autoconsumo. A valorização do conhecimento e das experiências dos agricultores e de alguns produtos da sociobiodiversidade motiva a formação de redes locais e sua articulação nacional com demais atores do campo agroecológico”.

A contabilização de custos e ganhos não é comum

A agricultura familiar, que produz a maior parte da comida dos brasileiros e envolve mais de 12 milhões de pessoas, é uma atividade singular, muitas vezes invisível. A rede complexa que define os trabalhos dentro de um lote é muito complexa. Além da interconexão entre as várias atividades – horta, frutíferas, resíduos na compostagem, criação de pequenos animais, leite- e a possibilidade de beneficiamento coletivo, como ocorre na região, a participação social das famílias é um grande legado. A produção coletiva, a troca de experiências, de conhecimento, de sementes, de produtos são variáveis presentes na pesquisa. Assim como a dependência com o mercado externo, as compras de insumos e também de ingredientes usados na vida familiar. Tudo é contabilizado. E este é outro item que faz parte da rede de agroecologia.

Na agricultura familiar a contabilização de custos e ganhos não é uma prática comum. Ninguém anota quantos pés de alface, de couve, de almeirão, quantos ovos, quantas galinhas, quantos potes de geleia venderam em uma semana. Quanto comprou de açúcar, de óleo, de sal, ou mesmo quantos maços de cigarro, para quem é fumante.

Mapa econômico, social e ambiental

Este é o trabalho que a pesquisa faz com os agricultores e agricultoras. Depois do levantamento, juntamente com os técnicos locais, faz a discussão com outros atores das comunidades para dar valor aos itens levantados. Até chegar aos atributos sistêmicos como a autonomia dos agroecossistemas, o estoque de recursos produtivos, a diversidade, a diversidade de mercados acessados, a diversidade de rendas, a integração social, a equidade de gênero e o protagonismo da juventude. É o mapa econômico, social e ambiental dos agroecossistemas, mas também um retrato da região. Por exemplo, em Cáceres o ano de 2013 registrou a maior seca nos últimos 47 anos. A maioria das propriedades enquadradas na reforma agrária eram fazendas implantadas, já desmatadas e cercadas. Ou seja, há um déficit de reserva legal na região. As nascentes dos principais afluentes do rio Paraguai, maior bacia do Pantanal, nasce no Planalto Mato-Grossense onde o agronegócio mantém as plantações de soja, cana e algodão. Apenas 29% dos efluentes sólidos dessa região hidrográfica dispõem de rede de esgoto e apenas 19% são tratados.

Alcilene Borges de Freitas, o marido José Carlos e o filho Lucas tocam o Sítio Mata Fria – José ainda trabalha como pedreiro em atividades externas. Alcilene e o filho Lucas executam a maioria das atividades da produção do leite, das hortaliças, espécies nativas, de dois tanques de piscicultura. A família dela chegou à Jauru, município vizinho, em um pau de arara na década de 1980. Depois de passar por outros lotes conseguiu chegar ao assentamento Facão, mais perto de uma cidade grande, como diz ela. Levaram três anos após a compra do lote para viabilizar a residência no local. Durante cinco anos Alcilene vendeu verdura na cidade de bicicleta – em 2012 adquiriu uma moto. Antes disso, em 2008, foram beneficiários do Programa Luz para Todos.

Dois ativistas históricos

Miraci Pereira da Silva, 63 anos e Luis Antônio Marques da Silva, 65 anos tocam o Sítio José Martí. Os dois são ativistas históricos dos movimentos sociais. Ela tem descendência indígena e ele é pernambucano. Participaram dos cursos das comunidades eclesiais de base. Luiz foi motorista do bispo Dom Máximo Bienese, que atuou na região até 1993. A relação dos movimentos sociais com a igreja durou até 1998, quando assumiu o bispo conservador José de Lima e cortou o relacionamento. Os dois já estão aposentados, mas não deixam de continuar melhorando o sítio. Querem instalar um sistema agroflorestal em meio as pastagens. O quintal é ocupado por frutíferas e plantas medicinais, além de plantas da região, que Miraci mantém e distribuiu sementes aos vizinhos. Os dois participaram de várias experiências coletivas, inclusive no assentamento Roseli Nunes onde durante muito tempo mantiveram um grupo de trabalho.

O trabalho de Erica Sato é dirigido à ARPEP, associação que reúne seis grupos de extrativistas e que desde o ano passado mantém a marca “Do Cerrado”. Augusto Santiago acentua na pesquisa a relevância dos programas institucionais na organização e capacitação dos agricultores e agricultores familiares. Foi dessa forma que eles conseguiram se organizar, crescer e fortalecer as redes de agroecologia. Em janeiro de 2016, a ARPA iniciará a feira de produtos agroecológicos em Cáceres, um projeto antigo que agora sairá do papel. Caju anota em seu texto sobre o território:

“- Os desafios que esse estudo se propõe enfrentar são do tamanho daqueles enfrentados nos territórios, na disputa entre modelos diametralmente opostos. A linha do tempo mostra o amadurecimento de atores e organizações sociais dedicadas à construção de um território mais humano, colaborativo, justo e inclusivo e seu ponto mais forte é o empoderamento das pessoas no curso da caminhada”.

Fonte: Carta Maior

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Plant compound found in spices, herbs increases brain connections

Flavonoid apigenin has potential to treat diseases like schizophrenia, depression, Alzheimer's and Parkinson's

Date: December 10, 2015

Source: D'Or Institute for Research and Education

Summary:
Apigenin, a substance found in parsley, thyme, chamomile and red pepper, improves neuron formation and strengthens the connections between brain cells, new lab research demonstrates.
The neurons treated with apigenin (right) show more formation of synapses (red) than the neurons that were not treated.
Credit: Rehen et al.

Brazilian researchers from D'Or Institute for Research and Education (IDOR), Federal University of Rio de Janeiro (UFRJ) and Federal University of Bahia (UFBA) have demonstrated in laboratory that apigenin, a substance found in parsley, thyme, chamomile and red pepper, improves neuron formation and strengthens the connections between brain cells.

Previous experiments with animals had already shown that substances from the same chemical group as the apigenin, known as flavonoids, positively affect memory and learning. Many studies highlight the potential of flavonoids to preserve and enhance brain function. While the effectiveness of flavonoids for brain health is not an entirely new concept, this research is the first to show the positive effects of apigegin directly on human cells and the first to unraveling its mechanism.

The scientists observed that just by applying apigenin to human stem cells in a dish they become neurons after 25 days -- an effect they would not see without the substance. Moreover, the neurons that were formed made stronger and sophisticated connections among themselves after being treated with this natural compound.

"Strong connections between neurons are crucial for good brain function, memory consolidation and learning," says neuroscientist from IDOR and UFRJ Stevens Rehen, leader author of the paper published in Advances in Regenerative Biology.

The research team conducted by Rehen demonstrated that apigenin works by binding to estrogen receptors, which affect the development, maturation, function, and plasticity of the nervous system. This group of hormones is known to delay the onset of psychiatric and neurodegenerative disorders such as schizophrenia, depression, Alzheimer's and Parkinson's disease. However, the use of estrogen-based therapies is limited by the increased risk of estrogen-dependent tumors and cardiovascular problems.

Researchers believe apigenin can be used as an alternative approach on future treatments for neurodegenerative diseases as well as in neuronal differentiation strategies in laboratory.

"We show a new path for new studies with this substance," points out Rehen. "Moreover, flavonoids are present at high amounts in some foods and we can speculate that a diet rich in flavonoids may influence the formation of neurons and the way they communicate within the brain."

Story Source:

The above post is reprinted from materials provided by D'Or Institute for Research and Education. Note: Materials may be edited for content and length.

Journal Reference:
Cleide S. Souza, Bruna S. Paulsen, Sylvie Devalle, Silvia Lima Costa, Helena L. Borges, Stevens K. Rehen. Commitment of human pluripotent stem cells to a neural lineage is induced by the pro-estrogenic flavonoid apigenin. Advances in Regenerative Biology, 2015; 2 (0) DOI: 10.3402/arb.v2.29244

Cite This Page:
D'Or Institute for Research and Education. "Plant compound found in spices, herbs increases brain connections: Flavonoid apigenin has potential to treat diseases like schizophrenia, depression, Alzheimer's and Parkinson's." ScienceDaily. ScienceDaily, 10 December 2015. <www.sciencedaily.com/releases/2015/12/151210144912.htm>.

Active ingredient in magic mushrooms reduces anxiety, depression in cancer patients

Date: December 10, 2015

Source: American College of Neuropsychopharmacology

Summary:
Psilocybin, found in magic mushrooms, decreased anxiety and depression in patients diagnosed with life-threatening cancer. New research shows that patients who received a psilocybin dose that altered perception and produced mystical-type experiences reported significantly less anxiety and depression compared with patients who received a low dose of the drug. The positive effects lasted 6 months.

A single dose of psilocybin, the major hallucinogenic component in magic mushrooms, induces long-lasting decreases in anxiety and depression in patients diagnosed with life-threatening cancer according to a new study presented at the annual meeting of the American College of Neuropsychopharmacology.

Patients who receive a cancer diagnosis often develop debilitating symptoms of anxiety and depression. Reports from the 1960s and 1970s suggest that hallucinogenic drugs such as LSD may alleviate such symptoms in cancer patients, but the clinical value of hallucinogenic drugs for the treatment of mood disturbances in cancer patients remains unclear. In this new study, Roland Griffiths and colleagues from the Johns Hopkins University School of Medicine investigated the effects of psilocybin on symptoms of anxiety and depression in individuals diagnosed with life-threatening cancer. Five weeks after receiving a dose of psilocybin sufficiently high to induce changes in perception and mystical-type experiences, patients reported significantly lower levels of anxiety and depression compared with patients that received a low dose of the drug. The positive effects on mood persisted in the patients at 6 month follow-up.

The authors suggest that a single dose of psilocybin may be sufficient to produce enduring decreases in negative mood in patients with a life-threatening cancer.

Story Source:

The above post is reprinted from materials provided by American College of Neuropsychopharmacology. Note: Materials may be edited for content and length.

Cite This Page:
American College of Neuropsychopharmacology. "Active ingredient in magic mushrooms reduces anxiety, depression in cancer patients." ScienceDaily. ScienceDaily, 10 December 2015. <www.sciencedaily.com/releases/2015/12/151210181635.htm>.

Treating colon cancer with vitamin A

Date: December 14, 2015

Source: Ecole Polytechnique Fédérale de Lausanne

Summary:
A leading cause of cancer deaths worldwide, colon cancer is famously resistant to treatment. Now the biological pathway behind the growth of colon cancer has been discovered by researchers who have been able block it with vitamin A.
This is a photograph of staining data showing the effects of retinoids on proliferation and differentiation of colon cells.
Credit: Joerg Huelsken (EPFL)

A leading cause of cancer deaths worldwide, colon cancer is famously resistant to treatment. There are many reasons for this, but one has to do with a group of persisting cancer cells in the colon that cause relapses. Conventional therapies against them are mostly ineffective. EPFL scientists have now identified a biological mechanism that can be exploited to counteract colon cancer relapses. The approach activates a protein that is lost in the persisting cancer cells. The researchers were able to reactivate it using vitamin A, thus eliminating the cancer cells and preventing metastasis. The study is published in Cancer Cell, and introduces a new way to treat colon cancer.

When a colon-cancer patient receives treatment, e.g. chemotherapy, most of the cancer cells die off. But the genetic mutations that caused the cancer in the first place can survive in a specific group of cells of the colon. These are actually stem cells, meaning that they are premature cells waiting to grow into full-blown, normal cells of the colon. After cancer treatment ends, the surviving stem cells, still containing the cancerous mutations, can reappear and cause a relapse.

The lab of Joerg Huelsken at EPFL studied how differentiated colon cells come from stem cells in the gut. Using an array of different techniques, the team looked at cells, mouse models and samples from human patients.

Proteins and signaling pathways

The study focused on a protein called HOXA5, which belongs to a family of proteins that regulate the development of the fetus. These proteins are made during early development and work together to make sure that every tissue is correctly identified and that the fetus's body and limbs are patterned properly. In the adult body, proteins like HOXA5 regulate the body's stem cells to maintain both the identity and function of different tissues. Huelsken's team found that in the gut, HOXA5 plays a major role in restricting the number of stem cells, as well as the cells that make them.

Like all proteins, HOXA5 originates from a specific gene. The study showed that the cancerous stem cells of the colon use a biological mechanism that blocks it. This mechanism is called a "signaling pathway" because it involves a domino of molecules, each activating the next one down the line. The purpose of a signaling pathway is to transmit biological information from one part of the cell to another, e.g. from the outer membrane all the way to the nucleus. By blocking the HOXA5 gene, the cancerous stem cells of the colon can grow uncontrollably and spread, causing relapses and metastasis.

Retinoids: a way to fight back

The researchers looked for ways to reverse the blocking of HOXA5. The answer came from vitamin A. This small chemical structure is called a retinoid, and it has been known to induce differentiation of stem cells in the skin. The EPFL scientists found that retinoids can re-activate HOXA5. In mice that had colon cancer, the treatment with retinoids blocked tumor progression and normalized the tissue. By turning the gene for HOXA5 back on, this treatment eliminated cancer stem cells and prevented metastasis in the live animals. The researchers got similar results with samples from actual patients.

The new study suggests that patients that may profit from this well-tolerated treatment can be identified based on their expression pattern for the HOXA5 gene. Retinoid differentiation therapy could be significantly effective against colon cancer, not only for treatment of existing disease but also as a preventive measure in high-risk patients.

Story Source:

The above post is reprinted from materials provided by Ecole Polytechnique Fédérale de Lausanne. Note: Materials may be edited for content and length.

Journal Reference:
Paloma Ordóñez-Morán, Caroline Dafflon, Masamichi Imajo, Eisuke Nishida, Joerg Huelsken. HOXA5 Counteracts Stem Cell Traits by Inhibiting Wnt Signaling in Colorectal Cancer. Cancer Cell, 2015; 28 (6): 815 DOI: 10.1016/j.ccell.2015.11.001

Cite This Page:
Ecole Polytechnique Fédérale de Lausanne. "Treating colon cancer with vitamin A." ScienceDaily. ScienceDaily, 14 December 2015. <www.sciencedaily.com/releases/2015/12/151214130400.htm>.