Publicado en15 noviembre, 2013
El ser humano ha llevado a cabo el cultivo de plantas aromáticas desde épocas remotas. Ya en el antiguo Egipto se utilizaba aceite de cedro como esencia. Más tarde los árabes perfeccionaron la técnica conduciendo a los primeros avances farmacéuticos.
España goza de unas condiciones privilegiadas para el cultivo de estas plantas, tanto aromáticas como medicinales, debido a la singularidad orográfica de la península ibérica y sus exclusivas condiciones ecológicas. Concretamente, los páramos calizos del interior peninsular con predominancia de condiciones climáticas de carácter continental son las más propicias para la producción de este tipo de flora representado por especies como la achicoria, ajedrea, ajenjo, amapola, artemisa, borraja, caléndula, cilantro, espliego, estragón, hipérico, hisopo, lavanda, manzanilla, menta, romero, ruda, salicaria, salvia, verbena, etc. Aunque bien es cierto que áreas del Levante, como Murcia, el sur de Cataluña y Andalucía oriental también reúnen las condiciones geográficas y ecológicas adecuadas para un cultivo de calidad.
Ya desde los años 60, la producción de plantas aromáticas se convirtió en una alternativa plausible a la agricultura de cultivos tradicionales de secano y regadío. Desde entonces, ha sufrido, como muchos otros sectores, algunos altibajos más o menos pronunciados. Pero la realidad es que ha conseguido llegar hasta nuestros días como una opción, que están adoptando algunos municipios, para llevar un paso más allá el desarrollo del campo español.
¿Por qué tiene futuro el sector de la plantas aromáticas y medicinales?
Una de las principales razones por las que se puede garantizar, en gran medida, la viabilidad de este sector es la realidad tan diversa y compleja intrínseca a este tipo de flora. Con esto nos referimos a que ofrecen una gran cantidad de opciones el la fase de elaboración y de transformación debido por una parte al gran número de especies que existen en nuestro país (más de mil especies y subespecies, de las que 150 son endémicas), y por otra a la diversidad de presentación de la planta es su fase final: fresca, seca, congelada, aceites esenciales, extractos, etc.
Otra de las razones por la que la continuidad del sector está asegurada es el amplio mercado que abarca, estando enfocado tanto al ámbito medicinal y farmacéutico, como al alimentario y al cosmético.
En el sector medicinal y farmacéutico se tratan los productos de diversas maneras dependiendo del enfoque medicinal. Por ejemplo, la farmacia utiliza básicamente principios activos aislados; la fitoterapia por su parte se diversifica en herboristería, fitomedicina, aromaterapia y homeopatía, utilizando tanto planta seca, como extractos y aceites esenciales; y por último la dermofarmacia, centrada en cosmética de alta gama.
En el ámbito alimentario, las plantas se utilizan de diferente manera dependiendo de si van al consumidor final, en cuyo caso de utiliza la planta seca para condimentos o infusiones, o para la industria, donde ya se utilizan aceites, extractos y demás transformaciones para conseguir elaborar aditivos alimentarios o alimentos funcionales.
En cosmética se utilizan las aromáticas en forma de extractos y aceites esenciales para elaborar productos con la finalidad de transmitir fragancias.
Pocas ayudas pero mucho futuro
En los últimos años existe un claro retroceso en materia de desarrollo rural orquestado a manos de la élite política neoliberal, y plasmado mediante la eliminación de equipamientos sociales en los pueblos, tales como colegios, centros de salud, centros de mayores, etc.; la degradación o desaparición de infraestructuras vitales para el mundo agrario, como los trenes de cercanías y media distancia; o la reducción de políticas de desarrollo local y rural que han bloqueado, cuando no derrumbado por completo, todo lo conseguido en años anteriores.
Esta realidad convive con alguna iniciativa aislada como es por ejemplo el proyecto INTRADER (Innovación y Transferencia para el Desarrollo Rural). Se trata de una iniciativa del CTFC (Centro Tecnológico Forestal de Cataluña) que se engloba dentro del marco de acciones del Programa Empleaverde 2007-2013 de la Fundación Biodiversidad, entre ellas el cultivo de especies aromáticas y medicinales. Se ha desarrollado en 5 Comunidades Autónomas: Aragón, Cataluña, Madrid, Navarra y País Vasco, e iba dirigida a los trabajadores de pymes/empresas agrarias, autónomos, trabajadores liberales del sector forestal, agrario y medio ambiental.
Este programa ha facilitado la implementación de esta actividad a través de un conjunto de acciones formativas, de sensibilización y de asesoramiento a personas y empresas interesadas, con el fin de aumentar su competitividad y coherencia con el entorno en el que llevan a cabo su producción. Para ello pone a disposición los interesados una Guía para la producción sostenible de plantas aromáticas y medicinales.
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