Por Leonardo Frías en la UNAM Núm. 4, 676
Con la mirada en la corteza o desde la superficie de las formaciones arbóreas, en sincretismo con la madera, la vida tiene sombrero y talo. Así, gracias a la metodología se ha logrado el avizoramiento de muchas más especies de hongos que “nos dan la magnitud de lo que desconocemos”, señaló Alfredo Justo Fernández, del Instituto de Biología.
El micólogo universitario dijo que hasta 1991 se tenían estimadas cerca de un millón y medio de especies, pero en 2011 la cifra se revisó y quedó en 5.1 millones.
Al intervenir en el seminario Sistemática Filogenética, Biogeografía y Evolución de Hongos Lignícolas, el investigador originario de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Vigo, España, detalló su metodología, que inicia con el trabajo de campo y la colecta de hongos. “La siguiente fase es el estudio molecular y con ello se construyen filogenias (historia del desarrollo evolutivo de un grupo de organismos) con las que buscamos encontrar respuestas a las interrogantes sobre biogeografía, taxonomía y evolución.”
Los proyectos, expuestos ante los asistentes al auditorio del Jardín Botánico, fueron Diversidad de Especies y Biogeografía en Género Pluteus, así como Revisiones Sistemáticas en el Orden de los Polyporales.
PLUTEUS Y POLYPORALES
Alfredo Justo Fernández emprendió un viaje a través de los macromicetos del género Pluteus, también llamados lignícolas, que viven adheridos a una superficie arbórea.
En colaboración con micólogos del Instituto Botánico Komarov de Rusia, de la Universidad de California Berkeley y del
USDA Madison, “nos propusimos reunir 350 especímenes (colecciones) de hongos y buscamos específicamente zonas que no habían sido muestreadas, como Europa oriental, Siberia, Rusia oriental y el oeste de Norteamérica. Los estudiamos morfológicamente y los resultados se publicaron en el último trimestre de 2014, en el número 180 de Phytotaxa, revista neozelandesa, especializada en botánica”.
Algunos revelaron que de las 26 especies recolectadas en el Holártico (territorio biogeográfico que abarca la totalidad de las regiones templadas y frías, de vegetación extra tropical, del hemisferio septentrional y que comprende también Europa, África hasta el límite meridional del Sahara, Asia boreal y central y gran parte de América del Norte), unas 12 son nuevas, y de las 19 halladas en Norteamérica, también una decena eran desconocidas.
En el caso de los Polyporales, Alfredo Justo trabajó con 356 genes analizados para explorar y establecer los nombres de familias con las filogenias moleculares. “Son macro hongos de consistencia dura; se estima que hay unas mil 800 especies, son degradadores de madera, incluso celulosa, y desempeñan un papel fundamental en el ciclo del carbono”, explicó.
La investigación fue realizada en colaboración con especialistas de Estados Unidos, Suecia y Finlandia, y los resultados aparecieron en Taxon, revista ilustrada de botánica, editada en Utrecht, Holanda, por la International Association for Plant
Taxonomy y también en un número especial de la revista Mycologia, que publica la Mycological Society of America, agregó el experto.
El siguiente paso, concluyó, es iniciar el mismo proceso metodológico y de estudio de hongos en los bosques de México
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