Si te preocupa la contaminación y la degradación del ambiente, enseñar a tus hijos a reciclar es una necesidad básica. Al hacerlo no solo estarás contribuyendo a conseguir una sociedad más limpia, sino que les estarás inculcando valores como la responsabilidad, el respeto por el entorno o el consumo responsable, y también la conciencia de que cada gesto nuestro repercute positiva o negativamente sobre el resto de seres del planeta.
Pero ¿cómo podemos hacer que se interesen por ello? Pues, como sucede con prácticamente todo, convirtiéndolo en un juego: hacer que sea divertido despertará el interés de los más pequeños y conseguirás que reciclar se vuelva algo natural, que acabarán haciendo de manera espontánea porque lo tendrán interiorizado.
Conseguir que los niños adopten una actitud responsable y respetuosa con el medio ambiente es esencial para que entiendan desde bien pequeños que cada pequeño gesto cuenta para conseguir un mundo mejor para todos. Para empezar, incúlcales el concepto de las 3R:
Reducir. Enseña a tus hijos que lo mejor para tener un planeta más limpio es generar la menor cantidad de basura posible, y hazlo desde el ejemplo: hay muchos pequeños hábitos que podéis adquirir para generar menos residuos, como utilizar servilletas de tela y no de papel, comprar productos de comida a granel para no gastar tantos envases…
Reutilizar. Alargar la vida de los objetos no es tan complicado como parece: con un poco de imaginación podéis darle un uso totalmente distinto a las botellas, las latas y muchísimas otras cosas. Así no solo estarás protegiendo el planeta: ¡también estarás potenciando la creatividad de tus hijos! En la misma línea, enséñales a reparar aquello que se rompe en lugar de tirarlo y cambiarlo por un producto nuevo, como sucede por ejemplo con la ropa.
Reciclar. Aquellos residuos con los que ya no pueden hacer nada, hay que reciclarlos. De esta manera, podrán volver a utilizarse para fabricar otros objetos. Explícales, por ejemplo, que 670 latas recicladas se puede producir la estructura de una bicicleta: así verán la importancia que tiene separar cada cosa en su contenedor correspondiente.
¡Y ahora, toca ponerse manos a la obra! Una forma muy sencilla de enseñarles lo más básico del reciclaje es construir con ellos vuestros propios contenedores. Hazte con unas cajas de madera y pintadlas con los colores básicos del reciclaje: azul para el papel y el cartón, amarillo para los envases y verde para el vidrio. ¡Perfecto!
Ahora que ya tenéis vuestros contenedores reciclados, viene la parte más complicada: enseñar a tus hijos dónde deben tirar cada cosa. Para empezar, podéis hacer una pizarra explicativa con cada contenedor y los tipos de residuos que van en cada uno. Así tendrás tiempo para explicarles dónde se tiran los envases, cómo se recicla un bote de cristal o por qué los papeles manchados de grasa no se reciclan con el resto.
Por último, haz que sean una parte activa del proceso: pregúntales dónde tienes que tirar cada residuo, por ejemplo. Así reforzarás su memoria y harás que tengan muy presente la necesidad de reciclar y no lo verán como algo puntual sino como un proceso natural que forma parte de su día a día.
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