domingo, 1 de março de 2015

Ajenjo (Artemisia absinthium )



El ajenjo (Artemisia absinthium ) también llamada "artemisia amarga" o "hierba santa" es una planta mágica y medicinal conocida por los egipcios y los griegos que la identificaron con la diosa Artemis, hermana gemela de Apolo, e hija de Zeus y Leto. En el mito griego es la propia diosa quién la descubre y será el centauro Queirón quién le ponga sunombre. Queirón, que pertenecía a una progenie distinta a la del resto de los centauros y era hermanastro de Zeus había nacido inmortal. Residía habitualmente en una cueva del monte Pelión en Tesalia, un lugar famoso en la Antigüedad por su abundancia en todo tipo de plantas medicinales y mágicas muchas de las cuales aún se dan en la actualidad (D. E. Brussel, "Medicinal Plants of Mt. Pelion, Greece", Economic Botany, 58, 1, 2005: 174-202). Su propia madre ostenta una identidad botánica, ya que Filira, significa "árbol del tilo", por lo que se sospecha que fue ella quién le proporcionó su conocimiento de las artes curativas y de las plantas medicinales (cfr: G. Guillaume-Coirier, "Chiron Phillyride", Kernos, 8, 1995, pp. 133-122, especialmente p. 120), que luego trasmitiría al propio Asclepio.

En Mesopotamia era planta sammu ilu que aparece en los textos acadios de magia y brujería y era utilizada por los griegos en la adoración de Artemis-Hécate, de donde procede el nombre del género. Se empleaba como veneno sagrado en determinadas ordalias religiosas de Oriente. Apuleyo afirmaba que sus fumigaciones alejaban los demonios y algunos médicos, como Areteo de Capadocia, la recetaban contra la melancolía. El propio Dioscórides (De mat, med., III, 129) compara una variedad de ajenjo o artemisia con la divina ambrosia.

Es citada en varias ocasiones en papiros griegos procedentes de egipto que contienen distintas fórmulas mágicas y no caba duda de que se trataba de una planta sagrada

En una ocasión, la artemisia o ajenjo es mencionada en estos papiros, junto con otras plantas tóxicas, como un ingrediente en una fórmula de conjuro para todo fin mágico, de la que también forma parte el kyphi (IV, 11, 1305 ss):

"Ofrenda de la práctica: cuatro dracmas de incienso, cuatro dracmas de mirra, una hoja de laurel, unas dos onzas de pimienta blanca, una dracma de gomorresina de bálsamo africano, una dracma de semilla de asfódelo, de amono, de azafrán, unas dos dracmas de trementina de teberinto, una dracma de artemisa, planta de katanánke, kyfi hierático, el cerebro completo de un carnero negro. Mézclalo con vino blanco mendesio y con miel y has con ello una pasta". (TRAD. J.L. Calvo Martínez y Mª D. Sánchez Romero).

En un vaticinio a través de un medium que ha entrado en estado de trance y se ha desplomado, podemos leer como la artemisia es considerada una planta sagrada (IV, 6, 914 ss):

"Tú siéntate sobre los adobes y pregúntale; y te expondrá la verdad minuciosamente. Tienes que coronarlo con una guirnalda de artemisa amarilla, a él y también a tí. El dios se complace también con esta planta". (TRAD. J.L. Calvo Martínezy Mª D. Sánchez Romero)

Otras veces, la artemisia aparece ritualmente asociada a sueños inducidos para que se aparezca en ellos la divinidad, lo que nos recuerda una visión de Elio Aristídes (Discursos sagrados, II, 31-2), retórico de la segunda sofística y seguidor de Asclepio, que permaneció en el asklepeión de Esmirna, uno de los tres principales centros de culto al dios, diecisiete años como paciente y devoto, famoso también por la facilidad con que entraba en trance para asombro de sus contemporáneos:

"Era artemisia, clara de una cierta manera. Tan clara cuanto era posible, apenas como incontables otras cosas tenían claramente la presencia del dios. Era como si se tuviera la impresión de tocarlo y se percibiera que él mismo había venido en persona, como estar entre el sueño y el despertar.. y prestando oidos atentos oír algunas cosas tan en un sueño, otas como en un trance de despertar...".

En Grecia, quienes dormían en el santuario de Asclepios recibían revelaciones divinas en las que, según parece, la artemisa desempeñaba un papel esencial.

Fumada produce efectos similares a los del cannabis y con ella se elabora el licor de absenta, el "hada verde" inspirador de poetas y artistas en la Europa del siglo XIX. Aunque se discuten los efectos alucinógenos de su principal componente, un aceite esencial denominado thujol o thujone, que también se encuentra en otras plantas, como la tuya, el ciprés y algunos enebros, lo cierto es que parece que a dosis elevadas puede llegar a producir delirios junto con daños cerebrales.

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