domingo, 29 de junho de 2014

Porto Rico: Agricultura urbana

COMIDA A LA VUELTA DE LA ESQUINA
Super Huerto Corazón de la Paz, Patrulleros del Ambiente-Escuela Emilio del Toro y Cuebas, Las Monjas

¡Piensa global y actúa local! Cuando lo vemos desde un punto de vista global existen un sin número de amenazas a nuestra soberanía alimentaria en términos de: disponibilidad de alimentos, calidad de los alimentos (representada a través de las amenazas de los transgénicos, plaguicidas, alimentos deficientes), además del impacto ambiental y degradación del patrimonio agrícola como resultado de un enfoque agrícola industrial altamente dependiente de insumos. Localmente hablando son muchas las alternativas que tenemos como individuos, familias y comunidades para aportar directa y significativamente a la soberanía alimentaria del país completo.

Ante los retos agrícolas del país el gobierno no ha propuesto alternativas contundentes para aumentar la producción de alimentos y en su lugar lo que propone como iniciativa más emblemática es la producción de caña de azúcar ocupando gran parte de las mejores tierras del país para la producción de un bien de lujo como el ron. Esto en nada representa una aportación al plato de comida del pueblo. Queda en nuestras manos entonces asumir la responsabilidad de dar los pasos por la sostenibilidad agrícola.
Huerto El Bohío, Buena Vista Santurce

Gran parte de la incertidumbre que rodea nuestros alimentos se resuelve en la medida en que acercamos nuestro plato de comida a la finca. Desarrollar una relación más estrecha con la tierra y el agricultor nos elimina gran parte de los riesgos de cadenas alimentarias globalizadas y kilométricas. Se pueden dar primeros pasos en esta dirección participando de mercados agrícolas locales donde se crea un vínculo más estrecho entre el productor y el consumidor. Ya de esta forma los productos comienzan a adquirir un sabor diferente porque sabes quién y cómo produjo tu comida y tal vez hasta puedas visitar la finca donde la crecen. Por otro lado, la expresión máxima de esto es producir nuestros propios alimentos, o al menos una cantidad significativa de ellos.
Huerto Ecológico Comunitario Las Monjas y Buena Vista Santurce

Todas las personas en todas las situaciones y condiciones tienen la capacidad de producir una parte significativa de su comida. En un patio de urbanización, en el décimo piso de un condominio, en una parcela, en el techo de tu casa y en la ventana de un apartamento se pueden desarrollar huertos en donde fácilmente podemos producir un 10, 20, 30% o más de nuestra comida. La ensalada, hierbas y otros vegetales fácilmente se pueden producir en estas condiciones. Un gran ejemplo poderoso de la capacidad productiva de una casa es la familia Dervaes de California. Los cuatro miembros de esta familia se han vuelto famosos en todo Estados Unidos por el gran proyecto familiar urbano que desarrollan en Los Ángeles. Los Dervaes cuentan con menos de una décima parte de una cuerda de terreno (362 m2) en un patio de urbanización. En este pequeño espacio donde combinan técnicas orgánicas intensivas de horticultura con tecnologías de energía renovable caseras producen cerca de 6,000 libras de comida al año, lo que representa casi un 90% de sus alimentos durante el verano, que redunda en 75,000 dólares en ahorros y 20,000 dólares en ventas de los excedentes de su producción.
Comité de Solares Vacantes de Israel y Bitumul en Huerto El Edén, Escuela Superior Albert Einstein, Barrio Obrero

Se estima que en Puerto Rico se produce cerca del 15% de los alimentos que consumimos, pero si todos los puertorriqueños produjéramos un 20% en nuestros hogares, algo que fácilmente se puede lograr, pudiéramos por esfuerzo ciudadano duplicar la producción nacional de comida.

Un gran ejemplo del potencial de la agricultura familiar de autoconsumo lo encontramos en Rusia. Una gran parte de la población rusa posee una segunda propiedad en las afueras de la ciudad donde tienen una pequeña parcela que en promedio no supera los 600 metros cuadrados. Estas pequeñas parcelas son llamadas “dachas”. Los rusos en la agricultura de “dachas” producen el 40% de la producción nacional de alimentos. La producción de “dachas” incluye cerca de un 80% de las frutas, el 66% de los vegetales, el 80% de las papas, el 50% de la leche y el 82% de la miel producida en todo el país, además de un sinnúmero de otros productos. Esto lo hacen en una temporada de siembra muy limitada de menos de 120 días debido a la larga temporada de frío. Imaginemos entonces el potencial de Puerto Rico si consideramos que la época de siembra del archipiélago dura 365 días al año. No pretendemos que todos nos dedicaremos a tiempo completo a la agricultura, pero sí podemos invertir tiempo en una actividad sumamente saludable. Los rusos invierten cerca de 2.5 horas diarias a sus huertos que en total suman cerca 20 millones de cuerdas de huertos caseros para producir cerca del 40% de la producción agrícola rusa. Por otro lado, los estadounidenses invierten cerca de 4 horas al día viendo televisión y tienen 47 millones de cuerdas en jardines ornamentales, lo que les representa gastos aproximados de 25,000 millones de dólares para el mantenimiento de grama y plantas ornamentales. De aquí es que surge la consiga “¡siembra comida, no grama!”. Un huerto casero puede tener la misma o mejor estética de un jardín ornamental y te produce comida y ahorros al mismo tiempo. Hay quien dice que la agricultura es el mejor deporte. Es el mejor deporte porque es una actividad en la que te ejercitas pero al mismo tiempo produces alimentos de la mejor calidad y constituye una terapia sicológica.
Muestras de suelo EPA, Huerto El Edén, EDRA, Escuela Superior Albert Einstein, Barrio Obrero

Cuando hay voluntad del gobierno se pueden lograr cosas increíbles. En Estados Unidos durante la Primera y Segunda Guerra Mundial se activó un plan nacional amplio para promover la agricultura urbana familiar para satisfacer la demanda de alimentos y subsanar la falta de mano de obra en tiempos de guerra. Se activó para aquel entonces toda una maquinaria de propaganda y educación ofreciendo semillas y recursos para que las familias, principalmente mujeres, ancianos y niños, desarrollaran sus huertos caseros. Los Victory Gardens, como se llamó la iniciativa, lograron producir el 40% de todos los vegetales de Estados Unidos. Cerca de 20 millones de huertos se plantaron y lograron producir la misma cantidad de frutas y vegetales que todas las fincas comerciales del país. Este caso fue un plan del gobierno que requirió la movilización de toda la maquinaria gubernamental. Iniciativas similares se pudieran también desarrollar en momentos de paz por el bienestar de la sociedad.

Mas cerca en el Caribe encontramos el desarrollo de la agricultura urbana en Cuba, la cual representa la iniciativa moderna más exitosa de producción urbana de alimentos. En la Habana se produce cerca del 80% de los vegetales en huertos urbanos distribuidos a través de toda la ciudad. Los cubanos le llaman a estos huertos: organopónicos. Es un término desarrollado por los cubanos para nombrar los huertos de producción intensiva de vegetales utilizando prácticas orgánicas de agricultura. La agricultura urbana y periurbana de la Habana produce alrededor de 63,000 toneladas de hortalizas ecológicas. Se estima que en la Habana se trabajan alrededor de 100 organopónicos, 318 huertos intensivos, 89,000 patios y 5,100 parcelas donde se produce una gran diversidad de alimentos. Este ha sido un modelo que se ha replicado por toda Cuba. Actualmente se estima que a nivel nacional se emplean cerca de 40,000 trabajadores en una extensión total de más de 85,000 cuerdas de terreno compuestas por 145,000 parcelas, 385,000 patios, 6,400 huertos intensivos y 4,000 organopónicos. Para que esto sea posible existe toda una infraestructura gubernamental de educación y facilitación de recursos tales como semillas, fertilizante orgánico y productos de manejo de plagas ecológicos.
Huerto El Edén, EDRA, Escuela Superior Albert Einstein, Barrio Obrero
Huerto, Vivero y Bosque Urbano Comunitario de Capetillo

Mientras tanto, en Puerto Rico no se dan pasos contundentes por parte del gobierno para adelantar una soberanía alimentaria verdadera. Al mismo tiempo, el pueblo se hace cada vez más conciente de la urgencia de desarrollar una plataforma agrícola de país que trabaje por una producción agrícola abundante y sostenible. Dijo un caborrojeño alguna vez que “querer ser libre es empezar a serlo”. Queda en nuestras manos entonces caminar los senderos de la sostenibilidad agrícola. Los ejemplos son claros e inspiradores y los recursos abundantes en la isla. Cuántos predios baldíos no tenemos en la ciudad, cuántos techos que arden rasos bajo el sol tropical, cuántos patios de urbanización donde crece grama verde y cuántos balcones solitarios donde pudieran crecer alimentos y así desde nuestros hogares y comunidades ir construyendo los cimientos de una agricultura sostenible por esfuerzo ciudadano. La soberanía alimentaria está allí, a la vuelta de la esquina; solo tenemos que ir juntos a reclamarla, trabajarla, cultivarla y cosecharla.

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