sábado, 20 de abril de 2013

Espanha: Compostar para mejorar las ciudades

Durante siglos, las ciudades desempeñaron un papel fundamental en la producción de alimentos. Sin embargo, recientemente los automóviles y los trenes sustituyeron a los caballos y con ello se alejó de las calles de la ciudad el fertilizante que estos producen. Ahora, con la subida de los precios de los combustibles y el aumento de la conciencia ecológica de los ciudadanos, muchas urbes están retomando la sana costumbre de compostar sus residuos orgánicos y fertilizar con el abono resultante el cultivo de sus propios alimentos. 


Nuestros vertederos están desbordados. La cantidad de residuos que generan los hogares de la UE se ha duplicado en los últimos cuarenta años, con una media de 522 kg. de residuos por persona en el año 2007. Cada año, la cantidad total de residuos domésticos aumenta entre un 1% y un 2%. Ante esta situación, la Comisión Europea se está esforzando por concienciar a los ciudadanos de la Unión para que reduzcan sus residuos. Entre otras iniciativas, cada año se lleva a cabo la Semana Europea de la Prevención de Residuos, un evento organizado para intentar concienciar a los ciudadanos de la unión europea de la necesidad de reducir la cantidad de residuos que generan. Sin embargo, de nada sirven los esfuerzos de los particulares si no se obliga a las empresas que elaboran y envasan sus productos a cumplir con una estricta normativa que prohíba la utilización de materiales no reciclables y obligue a la optimización de los embalajes de toda índole y a su supresión en los casos en que no sean necesarios.

En cuanto a los residuos orgánicos, cabe destacar la labor que algunas organizaciones están haciendo en pro de la divulgación del compostaje doméstico. Esta práctica no solamente minimiza la cantidad de residuos alimentarios y del jardín de un hogar, sino que también produce un rico abono que puede utilizarse para el cultivo de los propios alimentos, cerrando así el ciclo en el ámbito doméstico y dejando la tarea de reciclar aquellos residuos que no puedan ser utilizados de forma inmediata a empresas especializadas. 

El cultivo de alimentos en el espacio urbano ya no es ninguna utopía. Empujados por la crisis económica, son muchos los ciudadanos en el mundo entero que han ocupado espacios públicos para cultivar alimentos. 
Fotografía de Cogersa (Asturias)

Si bien la agricultura urbana ya es un enorme paso adelante hacia la autosuficiencia alimentaria y sirve para reducir la contaminación debida al transporte y el almacenaje de los alimentos, el siguiente paso para optimizar este proceso deberá ser la gestión de los residuos orgánicos que se generan en las viviendas de la ciudad y su conversión en abono agrícola. De esta forma se cierra el ciclo de nutrientes y se reducen de forma significativa los costes relativos a la gestión y destrucción de unos residuos que son perfectamente útiles para otros fines. 

Compostar es acelerar el proceso de descomposición natural de la materia orgánica. El compostaje puede hacerse en casa, para evitar que los desechos acaben en el vertedero incrementando el enorme problema de las basuras. Sin embargo, solamente mediante unas medidas públicas bien coordinadas puede reducirse realmente el problema de la basura. Así lo han entendido en algunos lugares en los que compostar forma ya parte de la vida cotidiana. 

En muchas ocasiones no hace falta construir para gestionar de forma creativa: basta con adecuar los espacios y materiales existentes y gestionarlos de forma más consecuente con la nueva realidad. Si se consigue que los residuos orgánicos de las ciudades no acaben en los vertederos, produciendo enormes cantidades de metano, sino que se composten para dar lugar a un rico fertilizante natural, la autosuficiencia alimentaria en las ciudades no tendrá por qué ser una utopía.

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