Por Té se entiende exclusivamente el producto obtenido por el procesamiento conveniente de las yemas, hojas jóvenes, pecíolos y tallos tiernos de la especie Camellia sinensis L. Es decir, todo los tés provienen de la misma planta y es durante su tratamiento después de la cosecha como se obtienen los distintos tipos de Tés.
Existen cuatro tipos principales de té (blanco, verde, Oolong, y negro), a ellos hay que sumar las múltiples variedades existentes en cada categoría.
En oriente, concretamente en China y Japón, se consume principalmente el llamado “té verde” (sin fermentar), mientras que en Europa, se consume mayoritariamente el “té negro” (fermentado) Entre ambas categorías se sitúan los tes semifermentados (té Oolong)
Té blanco
Se produce a escala muy limitada lo que explica el elevado precio que alcanza en el mercado. China y Sri Lanka son los principales exportadores. Las yemas nuevas se recolectan antes de que se abran, se dejan marchitar para que se evapore la humedad natural y a continuación se desecan. Las yemas rizadas presentan un aspecto plateado (a veces se las denomina Silver Tip) y de ellas se obtiene una infusión de color pajizo muy pálido.
Las propiedades del Té Blanco
El té blanco es mucho más eficaz que el té verde ya que contiene tres veces más polifenoles (un antioxidante muy potente que ayuda a aumentar nuestras defensas y colabora en la lucha contra los radicales libres.)
Si tenemos en cuenta que los radicales libres oxidan las células y que eso favorece el envejecimiento y las enfermedades (incluso el cáncer) podemos entender que algunos estudios digan que tomar té blanco aumenta las defensas, combate el envejecimiento celular y es un buen aliado para prevenir el cáncer.
Protege contra las caries dentales gracias a su riqueza en Fluor.
El té blanco combate la fatiga física y mental. Aumenta la capacidad de concentración y memoria.
El té blanco tiene la mitad de cafeína que el té verde por lo cual está más recomendado para la gente más nerviosa o que no necesitan ese efecto excitante.
Ideal en dietas antiobesidad ya que no tiene calorías, es muy agradable, aumenta nuestra energía, es suavemente diurético y favorece la eliminación de grasas.
Es un buen aliado ante enfermedades cardiovasculares ya que baja los niveles del colesterol LDL (el malo) y de triglicéridos.
Té no fermentado
Del peso seco de una hoja, un 30% son polifenoles. El té verde es un ejemplo. La elaboración se inicia al dejar secar las hojas recién cogidas, a las que después se aplica un tratamiento de calor para detener la fermentación que provocaría la descomposición de la hoja.
Concretamente se someten a un proceso de cocción al vapor y de secado al fuego que detiene la fermentación de las enzimas. Las hojas luego se extienden y se secan antes de que se les prenda un último fuego que impide cualquier fermentación.
Las hojas de té verde contienen muchas sales minerales, especialmente vitamina A, C, E y selenio (un buen equillo antioxidante), vitamina B2, ácido fólico, calcio, cromo, magnesio, manganeso, hierro, cinc, fósforo, potasio, aluminio y flúor.
Contiene un 2 – 4% de alcaloides de los cuales los más abundantes son la cafeína y la teofilina.
Su 3 % en polifenoles (antioxidantes) son los que le confieren ese gran efecto medicinal antioxidante.
Propiedades del té verde
Su contenido en vitamina A, C, E, Selenio y su riqueza en Polifenoles le confieren un gran efecto antioxidante ya que combate los radicales libres. Por ese motivo el té verde es un buen aliado en la lucha contra el cáncer y enfermedades degenerativas.
Favorece la eliminación del colesterol LDL (el malo) y en cambio puede aumentar el HDL (el colesterol bueno) También ayuda a combatir los triglicéridos. Las enfermedades cardiovasculares también se beneficiarán de su efecto antitrombos o coágulos.
Numerosos estudios avalan que el té verde es un buen aliado en la prevención de la hipertensión. Las personas que ya tienen hipertensión y son muy sensibles a la cafeína es conveniente que pregunten sobre su caso en particular a su médico o especialista antes de decidirse a tomarlo.
Su ayuda en la eliminación de grasas, su efecto suavemente diurético y regulador de la insulina lo hace un aliado muy eficaz en la lucha contra la obesidad.
El té verde puede ser útil en el tratamiento de la diabetes ya que disminuye los niveles de glucosa al regular los niveles de insulina.
Los polifenoles del té verde también pueden ayudar a broncearnos y a proteger la piel contra el daño provocado por el sol.
Sus antioxidantes que son muy beneficiosos en la reducción de los efectos del envejecimiento.
Al contener cafeína tiene un efecto estimulante y puede emplearse para aliviar tanto la fatiga física como la mental. Se puede usar en casos de somnolencia. Algunas personas notan alivio ante ataques de migraña.
Los taninos del té verde le dan un efecto astringente lo que es ideal ante casos de diarrea.
Su suave efecto broncodilatador ayuda a aliviar los casos de asma, bronquitis y enfisema.
Su efecto antioxidante refuerza el sistema inmunitario lo cual nos ayuda en la lucha contra algunas bacterias como os estafilococos y algunos virus.
Su aporte de fluor y sus Bioflavonoides nos ayudan a prevenir la aparición de caries. También es eficaz para tratar la halitosis.
Si tenemos los ojos inflamados nos podemos aplicar unas bolsitas de té verde frías durante unos minutos.
Fortalece los huesos ya que a su efecto antioxidante se une su aporte de calcio, magnesio, fluor y fósforo.
Té semifermentado
Las hojas de té semifermentado contienen un 20% de polifenoles. El té Oolong es un té semifermentado que se elabora principalmente en China y en Taiwán. Se encuentra entre el té negro y el té verde. Los brotes tiernos del té se ponen a secar al aire libre entre 30 y 60 minutos, luego se secan, en una habitación cerrada, extendiéndolos suavemente con la mano, durante 6 a 8 horas.
Al resecarse, el proceso de fermentación se detiene, y entonces se procede a la extensión y el secado. Después de secarse al fuego una última vez, el té Oolong se separa en grupos y se empaca en latas de té o bultos a granel.
Propiedades del té Oolong
El té Oolong, por las características de su recolección y preparación, es de los más recomendables. Su consumo aportará a nuestro organismo múltiples beneficios.
Debido a su alta concentración de taninos los científicos creen que puede ser efectivo en la lucha contra el cáncer.
El té Oolong es rico en polifenoles.
Aumenta las defensas del organismo.
Nos ayuda en la lucha contra la obesidad.
Es un aliado contra el envejecimiento, pues contiene muchos antioxidantes.
Protege el sistema cardiovascular.
Ayuda en el control del colesterol.
El té Oolong nos aporta muchas vitaminas y minerales.
Té de fermentación completa
En este té, el contenido de polifenoles es del 10%. Su representante es el té negro. Los métodos y variedades difieren considerablemente según la región productora, pero el proceso siempre incluye cuatro pasos básicos: marchitamiento (para hacer flexible la hoja y poder enrollarla sin que se rompa), enrollado (para romper las células y facilitar las reacciones químicas de la fermentación), fermentación (la verdadera transformación para convertirse en té negro) y secado (detiene la fermentación en el momento deseado)
Con el método tradicional “ortodoxo” se obtienen partículas más gruesas. Con el método CTC (triturar, cortar, enrollar) las hojas quedan más desmenuzadas, lo que resulta ideal para las bolsitas de té por ser la infusión más rápida y fuerte.
El té negro es el más aromático, debido a que con la fermentación se originan, a partir de los polifenoles, numerosos compuestos principalmente de tipo aromático.
La característica nutricional más destacable del té negro es que tiene un índice de teína más elevado que los otros tes.
Es muy rico en minerales como el calcio, cromo, magnesio, manganeso, hierro, cinc, fósforo, potasio, aluminio y flúor.
El hecho de que sea quizá, el té negro el más aromático es debido a su particular fermentación.
Una taza de té negro nos aporta unos doscientos miligramos de flavonoides (un tipo de antioxidantes presente también en frutas y verduras)
Propiedades del té negro
El sistema cardiovascular es uno de los más beneficiados gracias al efecto antioxidante de estos flavonoides ya que:
El té negro mejora la capacidad de dilatación y contracción de los vasos sanguíneos (ya que ayudan a mantener en buen estado el tejido o endotelio que cubre el interior de los vasos sanguíneos) lo cual, según muchos estudios puede reducir el riesgo de ataques cardiacos.
Esto también es beneficioso para aquellas personas con tendencia a la dilatación de los vasos sanguíneos.
Facilita la no oxidación del colesterol “bueno” y dificulta la formación de placas de ateroma que son responsables de muchos accidentes cardiovasculares.
El té negro tiene un aporte de Fluor que colabora en la prevención de las caries dentales.
A nivel externo, el té negro, hay personas que lo utilizan en casos de conjuntivitis o vista cansada (se aplicaría haciendo un baño o a modo de colirio) También puede disminuir las bolsas de debajo de los ojos (las típicas ojeras) aplicándolo en forma de compresas frías.
Su contenido en teína alivia la fatiga y puede aliviar el dolor de cabeza o cefalea cuando es por cansancio.
De izquierda a derecha: Té blanco, Té verde, Té Oolong y Té negro
Cómo preparar un buen Té
El agua para preparar el té
Bueno, para preparar el té se requiere un 98% de este ingrediente ya que la calidad del agua que se utiliza influye mucho para que sea una infusión mejor. Así que recomendamos el uso de agua de manantial aunque sea embotellada. No obstante, no hay problema con cualquier agua potable.
Luego, a la hora de calentar el agua debemos dejar que llegue a los 95º, es decir cuando empieza a burbujear por la ebullición. La razón de esta temperatura es porque elimina cualquier germen que se pueda haber adherido a las hierbas.
La tetera y el reposo del té
En ese punto de ebullición introduzca el agua en la tetera en la que previamente habrá depositado el té. Deje reposar de 5 a 10 minutos la infusión para que el agua absorba las cualidades de las hierbas y se enfrie lo suficiente.
Como hacer un té con un toque internacional
Cómo hacer un té japonés: Ponga una cucharadita de te verde en polvo por taza a servir y luego vierta el agua calentada a 95º. Remueva un poco (mejor con un agitador de bambú), deje reposar el té y tómelo caliente, cuando la infusión esté a una temperatura adecuada.
Cómo hacer un té marroquí: Poner en una tetera té verde, añadir el agua en ebullición y desechar al momento esa agua. Luego volver a añadir agua hirviendo y dejar reposar algunos minutos. Poner menta o hierbahuerto en los vasos en que se va a servir la infusión, poner el té en ellos y dejar reposar un poco.
Cómo hacer un té ruso: El té al estilo ruso es muy concentrado, unas 3 ó 4 cucharadas por ½ litro de agua. En Rusia se utiliza el samovar, un recipiente de cobre de origen ruso para hacer té. Para darle un toque más étnico es ideal, pero en caso de que no disponga del mismo, con una tetera también queda bueno. Luego el té se endulza tanto con azúcar como con mermelada.
Cómo se hace el té paquistaní: En una receta para 6 personas los ingredientes para hacer un té paquistaní es 1litro de leche y dos cucharadas soperas de té. Se lleva a ebullición la leche y se vierte sobre el té, se deja reposar 5 minutos y se sirve. Se puede enriquecer con especias como la canela para darle un toque dulzón o jengibre para darle un punto picante. EBM
Data: 29.11.2013
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